Arte y vida se funden para articular las doctrinas de la teoría racista. El cuerpo humano, forjado como ideal de belleza, superioridad racial, espiritual y creativa, se convierte así en el reflejo del propio Estado. Por el contrario, estas creencias también motivarán las políticas de persecución a las que se vieron sometidos millones de individuos. Tener antecedentes judíos, discapacidades físicas o mentales, o ser homosexual convertía a las personas en enemigos de la raza suprema y por lo tanto había que acabar con ellos a través de los programas eugenésicos, la esterilización y el internamiento en los campos de concentración para así purificar la configuración genética de la futura población. A finales de 1935 habían sido esterilizados en Alemania 110.000 niños y adultos, y comenzaba el genocidio de judíos, eslavos, gitanos y otras razas consideradas inferiores. La belleza aria excluía la fealdad, de ahí que el asesinato, durante la II Guerra Mundial, de más de veinte millones de personas, fuera considerado por el nazismo como un logro cultural.
Las naciones democráticas acabaron con los regímenes fascistas, pero no olvidaron esta gran lección. Los cuerpos de paz de Estados Unidos en Bolivia o Sudán han llevado a cabo programas secretos de esterilización de campesinos indígenas. Leyes segregacionistas, exclusivistas o apartheid han sido sustituidas por la más simple y menos escandalosa discriminación económica. Lo antiestético ha sido excluido del Estado, los partidos y, en general, de todo lo que necesita del conocimiento de los consumidores para concurrir en el mercado. En un sistema como el nuestro, que tiende a la perfección, la belleza corrobora ficciones que después parecen nuestras, fruto de nuestra exclusiva imaginación creativa. Los feos, ahora reubicados en ese gran campo de concentración que es el Tercer Mundo, siguen desapareciendo a razón de tres por minuto.
Antonio Orihuela. La caja verde de Duchamp y otras estampas cifradas. Ed. El Desvelo. Santander, 2016
contacto: http://www.eldesvelo.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario