El cura de mi parroquia
habla de la crisis desde el púlpito,
habla del frío, del hambre, habla de la solidaridad.
El cura de mi parroquia reprende al gobierno,
increpa a los feligreses y nos mira con gesto inquisidor.
Él escucha nuestros pecados, imparte penitencias,
pero solo Dios perdona.
Él es un hombre justo que predica la austeridad
y no comprende nuestro gozo con el mal.
El cura de mi parroquia
pide cuatro mil euros para comprarle otro manto a la Virgen.
La Virgen ya tiene dos.
Un manto de cuatro mil euros.
Su hijo desnudo en la cruz,
la contempla con ojos incrédulos.
Jorge Espina. Volver al pan,llegar a casa. Ediciones Canalla, 2012.
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