Juan Pérez Silva recibió sepultura en el día de Todos los Santos. El hijo de María Silva 'La Libertaria' ha fallecido sin saber dónde descansan los restos de su madre.
En su día aseguró que era "una obsesión" localizarla, pero no lo ha
logrado. Sólo quería enterrarla y "tener un sitio donde llevarle
flores".
Juan Pérez Silva ha vivido durante 76 años con la responsabilidad, que no estigma, de ser el bisnieto de Francisco Cruz Gutiérrez 'Seisdedos',
el campesino de Casas Viejas (Cádiz) que ni siquiera levantó la voz y
que no participó en la revuelta que terminó con su choza ardiendo y en
la que perdió la vida, junto a otros cinco miembros de su familia. Su delito, como el del resto de los anarquistas de Casas Viejas fue, según la Guardia Civil, "que estaban todo el día leyendo".
María Silva, con 16 años, fue la única superviviente, junto a un primo, de aquel horror. María sufrió con crudeza la represión republicana y posteriormente la persecución franquista.
Ni en un bando ni en otro. Su nombre fue elevado a mito por los
cronistas de la época. Ramón J. Sender la encumbró como la heroína
surgida de la miseria del campo andaluz.
Conoció a Miguel Pérez Cordón, sindicalista y redactor de la CNT, cuando ambos estaban encarcelados en Medina Sidonia tras los sucesos de Casas Viejas.
La pareja marchó a Madrid, una vez en libertad, y regresó a Paterna de Rivera (Cádiz) y nació su único hijo Sidonio, renombrado Juan con la Guerra Civil. A los 21 años, con su hijo de 13 meses, María Silva Cruz fue torturada y fusilada
por los golpistas el 23 de agosto de 1936. Su marido, entonces director
del periódico Cartagena Nova, fue también asesinado en esta ciudad
levantina el 5 de marzo de 1939. Juan Pérez Silva se crió con la cuñada
de su madre.
Heredero de la tragedia y de la heroicidad, Juan Pérez Silva dedicó su vida a que se reconociera la muerte de su madre y a encontrar sus restos. Logró lo primero, con el registro de su fallecimiento hace casi dos años, para que María dejara de ser una mera desaparecida. Pero se ha ido sin saber dónde murió su madre.
El día de su último viaje llevaba sus 76 años buscando los restos de
su madre, en una lucha incansable que tropezó con los años del
franquismo, con los años de incomprensión y burocracia “democrática”.
Quienes conocían a Juan lo describen como un hombre vital, pertinaz
en su propósito, amable y entrañable. Recordamos su rostro marcado por
los años, su nerviosismo, su interés en atender a los medios para
reivindicar la figura de su madrey conseguir recuperarla y enterrarla.
Le recordamos intentando mostrar su genética: sus seis dedos.
Le recordamos, como a tantas y tantos compañeros, enamorado de la
justicia, reivindicando el pasado y trabajando por el futuro. Le
recordamos con cariño, con orgullo; así debemos
guardarle en nuestros corazones y continuar su lucha por reivindicar la
justicia, este nuestro compromiso desde hace ya muchos años con la
historia cotidiana, con nuestra Historia.
Continuando su lucha construiremos nuestro futuro como lo hizo
Juan sin descanso, hasta cerrar la maleta y partir ligeros de equipaje
como todos los nuestros.
Juan ni tu esfuerzo, ni tu trabajo habrá sido estéril, la familia
libertaria y memorialista tomaremos el relevo. Salud, que la tierra te
sea leve, compañero.
Ana María Fopiani. En El Mundo. 01/11/2012.
Cristina Plaza Aguado. RojoyNegro_Digital el Dom, 04/11/2012 - 12:11.
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