la defensa de los
provos
la situación era demasiado crepuscular para que no desapareciésemos
había
demasiadas palabras
para estas caras mojadas de sudor y miedo
había
caras que le servían a la muerte riendo
con
rápidas articulaciones explosivas en las quijadas
con lenguas pechiabiertas atadas a camas de hormigón
con caras que no hacen nunca sombra para el que tiene calor
con caras llenas de pezones
con sangrientos lechones bebiendo
con la sempiterna cebolla ardiente debajo del ojo abierto para siempre
«el ojo de un provo
será un ombligo cerrado para siempre
sobre
nuestra grasa y copiosa panza»
ojos cerrados como baldosas
pintorescas sobre las que se anda repicando
en una cara bien limpia y
aseada (worldpress) no se pone ninguna
bota grasienta
pero en una cara grasienta sí que se pone un hombre corpulento
que sabe pegar de lo
lindo
alternativa: se derroca al
gobierno y se arranca la verdad
a fuerza de torturar todas esas
cabezotas herméticamente cerradas que la estaban callando
¿durante
años? ¿durante siglos? ¿dónde está la nieve del verano?
¿dónde
está el capital de nuestro inútil y dónde
han ido a parar todos los
fuertes brazos de holgazanes?
la verdad es ésta: se ha hecho demasiado para hacer demasiado poco
por lo que se ha llegado al
extremo de que los trabajadores eructen
las máquinas
mujan como vacas
la
gran computadora al fin cacareando haya puesto su huevo huero
y aún seguía habiendo mujeres y hombres haciéndose
el amor
en los portales de papás y mamás
la verdad es que no nos hemos
armado tanto contra
rusos y chinos
como contra los jovencísimos chicos y chicas que entienden de juegos
y de danzas
la verdad es que los peores
enemigos de este tiempo son:
los tíos
que mediante ilustraciones importunas nos chupan los ojos
como huevos
los tíos que sin dejar de dormir se llevan a su mujer aburrida a otro
recital de ésos
los tíos
que sistemáticamente apartan de su vista al picasso del periodo
'39-'45
los tíos que recalcitrantemente hablan de música negra cuando se refieren a armstrong parker coltrane
los tíos
para quienes la «música blanca» sólo llega al latido heroico de
beethoven
los tíos
que gustarían de llamarle travieso a o. wilde
los tíos
que construyen casas de naipes para los que ya no pueden
jugar
los tíos
que no quieren que se cambie otra vez
los
tíos que sólo aprecian los salarios si están bajos
los tíos
que rinden homenaje a los poetas que no han leído ni escuchado nunca
los tíos
que se creen que su dios es amigo de todos
los tíos
que se creen que son más fuertes que ciertas ideas porque
alguna vez han podido ametrallar a algunas
gentes de color
los tíos que a
cuchillo y tenedor degüellan el cerdo de su urbanidad
los tíos
que se sienten todopoderosos porque tienen a un esclavo muy fuerte ante
su puerta
los tíos
que no les han dado nunca una oportunidad en la town &
industryplanning a los muchos y buenos arquitectos
de nuestro país
los tíos
que siempre ven salir a su propio ojo muerto como a un
sol
los tíos que adoran el sol de una casa real que salió justo cuando ya era de noche
los tíos que aún no saben que nuestras
campanas nacionales
no necesitan badajos para dar la última hora
por toda esta amarga verdad
rindo homenaje a los provos, los
héroes
blancos de un mundo por ganar
Lucebert, 1967
(Traducción: Francisco Carrasquer, noviembre de 1978)
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