Antes de
llamar la muchacha dio un trago,
enjuagó
sus argumentos, se atusó la cortesía.
Marcó el
siguiente número y esperó.
No
contesté a la primera: sabía
que volvería a llamar.
que volvería a llamar.
Vencido al
fin por su insistencia
-a la hora menos propicia para los negocios-
-a la hora menos propicia para los negocios-
pacté
como pude una tregua: -Voy a pensármelo, dije.
¿Qué
tiene que pensar usted? ¿No ha comprendido algo?
-No es
eso, señorita...
-¡Dígame sus apellidos!
-¡Dígame sus apellidos!
Entonces
colgué.
Antes de
volver a humedecer sus labios,
la mano borrosa de la muchacha
trazó de un profundo garabato los dígitos.
la mano borrosa de la muchacha
trazó de un profundo garabato los dígitos.
A esa
lista emborronada la denominan
sus jefes la lista Robinson.
sus jefes la lista Robinson.
Jamás la
destruyen. Piensan
que tarde
o temprano acabaremos
cediendo uno a uno.
cediendo uno a uno.
Que el mar
de sus ofertas nos hará olvidar
tanta estrechez, tanto capricho, tanta libertad.
tanta estrechez, tanto capricho, tanta libertad.
Daniel Casado.
De “La lista Robinson” (Inédito)
Fotografía de Juan Sánchez Amorós
De “La lista Robinson” (Inédito)
Fotografía de Juan Sánchez Amorós
Daniel
Casado visitará el aula Jesús Delgado Valhondo de Mérida el próximo
martes día 10 de febrero para dar una lectura de su obra en el Parador
Vía de la Plata, a las ocho de la tarde. Os esperamos!!
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