¿Qué desea la gente –el 99%,
en todas partes? Crecimiento, prosperidad, desarrollo social, límites a la
desigualdad y smartphones:[1]
una sociedad de la mercancía bien ordenada. Deseo de socialdemocracia, en una
palabra –que se verá fatalmente frustrado… Como sociedad, no somos sino una
pandilla de adolescentes malcriados que no quieren crecer. El desenlace será
catastrófico.
Nos intima Epicteto: “Ya no
eres un niño, sino un adulto”. Y colectivamente le hacemos un buen corte de
mangas.
Las clases medias urbanas (venidas a menos) que se creen la
propaganda del “no te conformes con menos”, the
sky is the limit y “lo mejor está por venir”, en un mundo de recursos
escasos que se precipita al colapso ecológico-social, ¿podrán evitar
convertirse en nazis? Es la tragedia política del Siglo de la Gran Prueba.
“Queremos ser Dinamarca”… “Queremos vivir como antes, pero
pudiéndolo pagar”… Así se eleva la fantasía colectiva en España. Cuando
deberíamos estar construyendo Arcas de Noé para el colapso ecológico-social
hacia el que avanzamos.
Transformar la naturaleza es una cosa; hacerle la guerra,
otra bien distinta. No nos damos cuenta de que hacer la guerra contra la
naturaleza es hacérnosla a nosotros mismos...
Avanzamos a toda velocidad hacia el genocidio de la mayor
parte o la totalidad de la especie humana...[2] Pero “política” sigue
significando Rita Barberá, “compi yogui” y si se venden o no suficientes
automóviles. Qué enorme fracaso colectivo.
La única meta política suprema que se reconoce desde la
cultura dominante es “cómo hacer que a los españoles les vaya bien en la
globalización”.[3]
No se ve nada más.
La gente habla del calentamiento climático como si se
tratara del tiempo… y se trata del fin del mundo.
[1] “Le tocó a la izquierda esta derrota [como la de Evo Morales en el referéndum de febrero de 2016] porque había muchos gobiernos de izquierda y porque prometía
desmantelar la desigualdad, erradicar la pobreza. En Bolivia los avances son
enormes en movilidad social e inclusión pero no están a la velocidad que
quieren los pueblos. A Bachelet y a Roussef les pasa lo mismo, la gente dice
hacen mucho pero no lo que quiero
(…). En el Latinobarómetro vemos que el 20% de jóvenes
menores de 25 años que solo tiene una comida al día, que son pobres, prefieren
gastar su dinero en un smartphone
antes que una segunda comida. Porque saben que en esa pantallita pequeña esta
su futuro, ven el mundo y dicen quiero estar ahí.” Marta Lagos (directora del Latinobarómetro)
entrevistada por C.E. Cué, “No es derecha o izquierda, la gente va contra las
élites”, El País, 28 de febrero de
2016.
[2] “February
breaks global temperature records by 'shocking' amount. Warnings of climate emergency after
surface temperatures 1.35C warmer than average temperature for the month”, The Guardian, 14 de marzo de 2016. https://www.theguardian.com/science/2016/mar/14/february-breaks-global-temperature-records-by-shocking-amount
Jorge Riechmann. Tuits para el Siglo de la Gran Prueba. Disparos con Parábola. Ed. Plaza y Valdés, 2017
Certero Riechmann, como es habitual en él. Cuando el tinglado se venga definitivamente abajo, Jorge podrá decir eso tan viejo de "ya os lo advertí, imbéciles..."
ResponderEliminarSalud.
Lo de los "smartphones" pude comprobarlo personalmente en 2008 en Venezuela, cuando aún no se había liado "parda" como ahora, pero ya se "olía" en el aire.
ResponderEliminarComo digo comprobé con estupefacción como la gente que no tenía casi para comer en mas de una ocasión, donde moría cada día gente a balazos limpios; casi todo el mundo tenía dos de los dichosos "celulares" como lo llaman ellos, mientras yo iba comprando tarjetas de prepago para poder relizar mis llamadas.
Alucinado pude comprobar el grado de penetración que el sistema global tiene entre la gente, sin pasar siquiera por un pequeño grado de conciencia.
Así estamos.
Haya salud!
En efecto, tocayos... ahí estamos, nuestras anteojeras son dos celulares... gracias por vuestra presencia en el blog, amigos.
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