¿Cuándo se sustituyó en nuestro país la salutación “cómo
estás” por el “¿todo bien?”? Inseguro exorcismo para tiempos en que casi nada
va bien… (Hace tiempo que propongo a los amigos cambiar ese saludo por: “¿Algo
va bien…?” Y a partir de ahí, construir juntos.)
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Hedonismo primordial: darse
cuenta de que disponer de un bolígrafo o una copa de vino tiene mucho de
milagro, y disfrutarlo.
El enamoramiento, sugiere el
director de cine mexicano Arturo Ripstein, no es el amor: es una enfermedad del
amor.
La poesía es el lugar de
todos los encuentros, nos dijo Eliseo Diego.
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Mario Castillo, anarquista
cubano, habló a su amigo Emilio Santiago Muíño sobre el artillero serbio que
derribó un B-52, un bombardero invisible: “No sabía que era invisible”.[2]
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La cultura dominante sueña
con drones, impresoras 3D y pantallas 4K… Yo sopeso en las manos el tutusoma
arhuaco.
Esa cultura dominante que
cuenta y calcula en milésimas de segundo, a la par que destruye el tiempo de la
vida.
El ser humano, quizá, iba
camino de entenderse a sí mismo y aprender a habitar la Tierra. El capitalismo
se cruzó por medio. Esa tragedia sucedió desde mediados del siglo XVIII y no ha
dejado de agravarse desde entonces.
Desde el reloj mecánico
¿seríamos capaces de avanzar hasta el reloj de arena, y desde éste al reloj de
humo?
“La vida es la tarea del
hombre en este mundo”, nos susurra Hölderlin. La vida humana precisa
construcción: autoconstrucción.
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“Mira el mundo: qué extraño,
qué maravilloso, qué horrible lugar” (John Banville). “El mundo es terrible pero
no es serio” (Francisco Casavella). “El universo es la hostia” (dicho popular
recogido en el catálogo 2015 de la editorial Pepitas de Calabaza).
“Nunca se dio importancia,
nunca habló de humildad, ni de pobreza, ni se refugió en fingidos misticismos,
como tantos poetas. Le salvaba la ironía, que es una actitud que nos enseña a
tolerar las contradicciones.” (Gustavo Martín Garzo sobre Luis Javier Moreno,
quien murió en 2015). [3]
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Los colegios se convierten en centros de adiestramiento; la prensa, en publirreportajes; y el proyecto neoliberal para la universidad es convertir todas en Escuelas de Negocios. Amigos, amigas ¡despertemos!
“Educación por proyectos” en las aulas y “empleo por proyectos” en la economía... Se les olvida añadir el adjetivo: proyectos mercantiles. Para seres humanos convertidos en empresas unipersonales y azuzados a la competición sin fin.
No necesitamos dinero
para acumular más información (ya somos incapaces de usar productivamente la
que hay), necesitamos tiempo para comprender.
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Llamamos
al agua o al suelo “recurso natural”, pero son medios vitales. Llamamos al
petróleo “recurso natural”, pero es un regalo fósil recibido del pasado.
Llamamos a las criaturas “recursos naturales”, pero son vida que vive.
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Todo en
nuestra cultura nos excita a desear y esperar siempre más; y sin embargo, en
aspectos importantes, lo que tenemos ante nosotros es un futuro de menos.
¿El
modelo de un pater/ mater familias
responsable puede ser “el que venga detrás que arree”? Pero así es como,
colectivamente, estamos funcionando. Uno de los misterios de esta sociedad es
por qué no surge un potente movimiento de Madres y Padres contra el Cambio
Climático.
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“El ecosocialismo
descalzo no vende”, objetaba un lector de cierta propuesta mía… Cierto,
“eso no vende ni en el Norte ni en el Sur”. Pero mi preocupación, de entrada,
es comprender –no vender.
En España, catorce mil kilómetros de autovías y casi tres
mil de AVE… que no servirán para nada en el mundo de lentitud y movilidad
reducida hacia el que tenemos que avanzar.
No
podría encandilarnos tanto la fantasía del viaje espacial si no estuviésemos ya
viviendo, casi, como extraterrestres hostiles en nuestro propio planeta.
Preguntan
a la arquitecta irlandesa Angela Brady si estamos construyendo ciudades para
las personas o para el negocio, y ella contesta lacónicamente: “El dinero
manda”. Manda el dinero: y perecen, entonces, las ciudades, las personas, los
ecosistemas…
Lo que
necesitamos no son espacios naturales protegidos –mal menor-, sino una cultura
que no destruya los espacios naturales. La nuestra lo hace de forma sistémica.
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Como
dice el chiste, hemos descubierto que los extraterrestres han llegado a nuestro
planeta… y somos nosotros.
“El uso
adecuado de la ciencia no es dominar la naturaleza, sino vivir en ella” -dijo
Barry Commoner en 1970, en su famosa alocución televisada por la CBS el 22 de
abril, el Día de la Tierra. Ah, si pudiéramos superar el narcisismo de especie
y la pulsión de dominio...
El
capitalismo se basa en el resorte básico de comprar barato y vender caro, a
todos los niveles. Por eso, no puede funcionar sin generar costes externos
masivos y dejar toda clase de “facturas sin pagar” (por ejemplo, intentando
pagar la fuerza de trabajo sólo al coste de su reposición; o usando recursos
naturales que sólo se valoran al coste de extracción). Basta reparar en esta
dinámica para poner entre paréntesis todos los supuestos progresos que
realizamos bajo el capitalismo.
Pero estos
daños y costes externos no desaparecen sino que se van acumulando, y las
facturas acaban volviendo sobre la mesa: hoy lo hacen bajo la forma extrema de
colapso ecológico-social.
Antropización:
entropización. Ah, Homo sapiens ha de
cambiar radicalmente su forma de habitar la Tierra, que es Gaia/ Gea…
¿Intentamos
dejar de comportarnos como extraterrestres en el tercer planeta del Sistema
Solar?
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Si se
da rienda suelta al capitalismo y la tecnociencia hacia la “poshumanidad” ¿qué
harán con los seres humanos? La respuesta es sencilla y al mismo tiempo
terrible: harán algo análogo a lo que ya han hecho con los animales no humanos
en los sistemas de ganadería industrial. Reconocer esto es un acierto de Yuval
Noah Harari en un libro en otros aspectos muy discutible, Homo deus.
Queridos
padres y madres de familia, ¿a qué edad les decimos a nuestros vástagos que
vivimos en el infierno?
Si uno
es ecologista, anticapitalista, decrecentista, colapsista, marxista,
animalista, y también echa una mano a las compañeras feministas, ya sabe donde
está su lugar: en el rincón del uno por mil que jamás conseguirá articular una
mayoría social. Hay que asumirlo: somos cuatro gatos…
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“Trata
de buscar en ti lo que esperas de los demás” –escribe la psicóloga metida a
novelista Estrella Flores-Carretero--, “así no sufrirás decepciones”. Ni
vivirás tampoco, cabría añadir. Una mejor opción: trata de no esperar. Trata de
acoger lo que adviene como un regalo.
Zeig’ deine Wunde, decía una consigna alemana de
los años setenta/ ochenta. Muestra tu herida.
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Frente a la vida, enseñaba
Epicuro, el sabio sólo tendrá gratitud. Si comes el fruto de un árbol alto, nos
dice un proverbio bariba (de Benín), no te olvides de darle las gracias al
viento. [4]
“Intentando negar que todo
cambia constantemente, perdemos el sentido del carácter sagrado de la vida.
Tendemos a olvidar que formamos parte del orden natural de las cosas” (Pema
Chödrön).[5]
Vivir a la vez en el tiempo y
fuera del tiempo, se nos dice, es el desafío que plantean las estrofas del Bhagavadgita. Y así es: tal es el desafío
esencial para las “vasijas quebradas” que somos los seres humanos…
Las cosas más importantes de
la vida humana –y no sólo humana- no son extraordinarias o grandiosas. Son los
momentos en que nos sentimos tocados el uno por el otro, dirá Jack Kornfield;
son las situaciones en que resonamos en conexión con el mundo, dirá Charles
Taylor.
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El verdadero ateo -apunta
Joan Brossa- es el que no cree en sí mismo. ¿Hay mejor manera de conocerse a sí
mismo que tratar de borrarse?
[3] Apunta Matthieu Ricard:
“La humildad no consiste en considerarse inferior, sino en estar libre de la
importancia de uno mismo. Es un estado de simplicidad natural que está en
armonía con nuestra verdadera naturaleza y permite disfrutar de la frescura del
instante presente. La humildad es una manera de ser, no de parecer.” En Daniela
y Olivier Föllmi: Ofrendas. 130
pensamientos de maestros budistas, Lunwerg, Madrid 2016, p. 156.
[2] Emilio Santiago Muíño, Opción Cero.
Sostenibilidad y socialismo en la Cuba postsoviética: estudio de una transición
sistémica ante el declive energético del siglo XXI,
p. 826; tesis doctoral leída en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad
Autónoma de Madrid, 11 de enero de 2016.
Jorge Riechmann. Tuits para el Siglo de la Gran Prueba. Disparos con Parábola. Ed. Plaza y Valdés, 2017
De entre casi todos me quedo especialmente con Epicuro.
ResponderEliminar"Frente a la vida, enseñaba Epicuro, el sabio sólo tendrá gratitud. Si comes el fruto de un árbol alto, nos dice un proverbio bariba (de Benín), no te olvides de darle las gracias al viento."
Gracias esta cuajado de flores este Riechmann.