para Rogelio M. Díaz Moreno
El progreso ha restaurado
un viejo edificio en la Habana Vieja.
El progreso ha cambiado
los puestecitos de la planta baja
donde los vecinos
podían comprar
aceite, jabón o
zapatillas,
por una galería
comercial de lujo
que dice la prensa del
régimen
albergará a las más prestigiosas
marcas de ropa,
calzado, cosmética y
complementos de moda.
También habrá farmacias
para ricos,
con medicamentos que
faltan en la calle
y que los trabajadores
no podrán comprar.
La prensa oficial dice
que Cuba
va a transformarse en
un país normal,
y que las empresas
capitalistas
han sido llamadas para
salvar al socialismo
por eso
el progreso
ha conseguido saltarse
las leyes de Patrimonio
y transformar la
manzana de Gómez
en un hotel con
quinientas habitaciones,
por eso
el progreso
ha eliminado del
edificio
varias instituciones
sociales y culturales,
un par de escuelas y un
teatro
que no contribuían
suficientemente al progreso,
por eso
el progreso
ya ve en la colina
universitaria no facultades
sino otro esplendido
hotel
y un campo de golf
para el que solo habrá
que derribar un hospital
para que avance
el progreso
porque, han dicho las
autoridades,
que al progreso le
sobran estudiantes
y le van a faltar
camareros
cuando venga del todo
el progreso.
Antonio Orihuela. Pelar cebolla. Ed. Amargord, 2017
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