No le pidas a los vientos sus razones
ni a la brisa sus porqués.
Siente sólo su frescor.
No desees de los aires
que se paren y no soplen.
Acarícialos sin más.
Pide al viento que te acune,
Ponle texto a tu canción.
Rinde al mundo un homenaje,
coge el fruto sin pesar.
Fruto pleno de hermosura,
luz del día alrededor.
Viento y vida acompasados.
Valles, brisa, caminar.
Sin preguntas o certezas,
como amantes siempre abiertos.
Vida plena y a destajo
con el tiempo detenido.
Un amar tan grande y bueno
arropado por el viento.
Como labios que se besan.
Que se besan sin parar.
Sin buscar otras razones
que no quepan en sus labios.
Como niño que renace.
Que renace cada día.
Sólo el viento acompañando
un amor tan peregrino
de locuras y caminos.
Un amor enamorado
de mañanas siempre vivas.
Horas tendidas al sol.
No preguntes las razones
ni te embriagues de porqués.
Ponle letra a tus canciones:
Las del viento en las montañas,
las del sol en majestad.
Canta y anda sin desmayo
sin nostalgia ni pesares.
Al compás del corazón.
Con la senda siempre nueva
compartiendo tus afanes.
Sin desvelos ni exigencias.
Anda y canta alegremente
Con los valles y tus pasos.
Un destino compartido
con el viento y sus cantares.
Con el aire y sus fragancias
cortejando nuestro andar.
No le pidas a los vientos sus razones
ni a la brisa sus porqués.
Canta y anda sin parar.
Rafael HERNÁNDEZ DEL ÁGUILA. 2019.
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