Mala cosa si aprendes
a contar la sangre por
unidad.
Eso estudiamos en el
prescolar
los hijos de los
fantasmas
que salían con una
camisa
y regresaban con otra,
de los que llegaban un
lunes
después de un finde
de parranda,
con los huevos
rotos y un blackeye,
sin olor a güisqui ni
beso en la camisa
y tampoco lengua para
dar explicaciones.
El viejo también faltó
a mi comunión
puntualidad de fantasma,
qué curioso,
y nunca le alcanzó su
mirada clandestina
para hacerlo venir a
un acto del cole.
Es que todo tiene una
razón de ser.
Sus atardeceres todos
comprometidos
viendo venir el
escuadrón de la muerte.
Lo secuestraron en La
Romana del 67
y todavía no tenemos
su cadáver.
En la Costa Rica lo
balearon en el 70
y nueve días después
un pulmón le traicionó.
Aquella vez sí que
pudimos enterrarle.
En el 73 le asesinaron
en la calle Mercedes
y en el 75 paseando
por la universidad.
Resulta que lo
asesinaban por deporte
como si nadie le
esperara en casa.
Yo siempre fui un niño
tan pequeño
cuando se trataba de
recibir esa noticia.
Porque en serio:
Como si nadie le
esperara volvían
a matarle una y otra
vez.
Como si la mecedora
blanca de mi casa
me pudiera mecer por
cuenta propia.
Como si las voces de
mi memoria
hubieran aprendido a
cantar sin él.
Farah Hallal. Besar la pólvora. Isla Negra Ed. 2022
Un excelente poema que da duro. Donde duele da. Y da lo que nos hace gente: esa memoria activa del amor del padrenuestro que nos llenó de amorpoesía. Que versos más semas hace Farah" mecer por cuenta propia, cantar sin él, matarle una y tra vez, matarle una y otra cez...ESTRUJARLO a Besar la pólvora" Genial mamita, genial.
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