Es como si les molestara indagar sobre los orígenes del fenómeno, no fuera a ser que descubriéramos que todo se reduce al producto de la locura de unos cuantos fanáticos timoratos. Una locura que, después de ser asumida por los poderes públicos como una excelente herramienta de control social y, a la vez, fuente de financiación para guerras y revueltas de todo tipo, y convenientemente amplificada por los medios de comunicación, efectivamente se ha convertido en una problema social crónico... El miedo se configura, por tanto, no sólo como el elemento que ha logrado cohesionar a Occidente en torno a la lucha contra sus enemigos, sino como el nervio central de su filosofía... El reputado sociólogo viene a plantearse si efectivamente ha crecido el nivel de riesgo real que padecemos los ciudadanos o si, por el contrario, lo que se ha incrementado ha sido el alarmismo social motivado por el poder central que ocupan los medios de comunicación... nos preguntamos qué sentido tendría dejar las drogas a costa de convertirnos en adictos al miedo... no estaría de más que nos detengamos a pensar si las situaciones sociales que definimos o describimos como problemáticas son en verdad más o menos problemáticas que la forma en que nos enfrentamos a ellas.
Juan Carlos Usó. Píldoras de realidad. Ediciones Amargord, 2012
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