nos atrevemos a conjeturar que el bueno de Alex, más que por la espiritualidad alternativa, latente y autogestionaria, se sintió atraído por otro tipo de cosas: la fiebre del movimiento perpetuo, la transformación permanente como seña de identidad, la posibilidad de levantar una nueva representación a partir de transcursos personales y subjetivos caracterizados por el desplazamiento libre y aún errático del cuerpo, la promesa de una vivencia liberada de leyes económicas y de regulación horaria, la experiencia con cannabis y LSD como vehículos para desinhibir y expandir la mente.
Es posible, en definitiva, que Alejandro sintiera aquello que Mircea Eliade denominó "nostalgia del paraíso", y que vino a definir como "... superar las condiciones de la existencia ordinaria".
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Al final del trip oriental, Alejandro siempre se mostró muy irónico y escéptico con la trascendencia espiritual de su experiencia: "Los españoles que llegan a la India se iluminan en tres días y yo llevo aquí un montón de años y no he visto ni la lucecita de una cerilla"... Otra vez, interrogado acerca de su experiencia oriental, también declaró: "No he encontrado ninguna verdad".
Juan Carlos Usó. Píldoras de Realidad. Ed. Amargord, 2012
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