el bar del Alemán.
Mesón Los Camioneros, el Florida,
el del padre de mi tía Antoñita,
el Mori, el Joselín, la Espuela,
Y ese en el que sólo pone snack bar.
De pequeña me enseñaron
el itinerario más rápido
para rastrear a mis borrachos
sin saltarme una taberna,
la cara de más pena
al tirar de la chaqueta.
Hicimos más hondo lo negro de las calles.
Mi abuela, la perra, la nieta.
Cae la luna, otra noche más,
por la rendija de las tragaperras.
Ahora
soy yo
la que apura
la penúltima.
Nadie golpea en los cristales.
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