Un proverbio maliense del siglo XV dice:
La sal viene del norte, el oro del sur,
pero la palabra y los tesoros de la sabiduría
sólo pueden encontrarse en Tombuctú.
Entran los yihadistas con motocicletas
de grandes cilindradas y gritan
megáfono en mano:
Se prohíben los cigarrillos y la música.
Las mujeres llevarán calcetines
y guantes en el mercado. Se prohíbe reír.
Nos tomamos el té tumbados en las esteras
bajo la luz terrosa y el frescor de la tarde,
hablamos del ganado y de la biblioteca Kati,
cerca de la mezquita de Djingareyber.
Tombuctú, la Alejandría del mundo negro,
la ciudad de los 333 santos.
El fútbol también prohibido.
Si vieses a estos renacuajos correr,
pasándose un balón invisible,
entenderías el poder de cambio de la imaginación,
la prohibida y prodigiosa aventura de la libertad.
Sátima, amor mío, quedémonos aquí.
¿Dónde iríamos lejos de las dunas,
adónde llevaríamos a nuestra hija Toya?
Sequía por todos lados, huyendo de nosotros.
Una mujer canta enterrada en la arena
mientras es lapidada:
la pena de los pájaros, la aventura de la libertad.
Tombuctú.
Ángel Petisme. El faro de Dakar. Ed. Renacimiento, 2017
Obra plástica: Martínez Novillo
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ResponderEliminarTombuctú, guardianes de la cultura Andalusí (entre otros).
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