Cuando alguien accede a Bajomonte, 1, se asombra de la alucinante cantidad de polvo que se agrupa en distintos lugares de la vivienda. No es resultado de la dejadez, porque no se trata de suciedad, sino de curiosas hileras, espirales y cuadrados que marcan singulares relieves sobre mesas y estanterías.
«Almaceno tiempo», siempre comenta la inquilina mientras arrastra con la precisión de una hortelana paños, peines y listones por las superficies de la casa.
Alberto García-Teresa, Callejero de Manglar (Lastura, 2022).
Hasta que llega el viento y le gana la partida al tiempo...
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