I
la ciudad. En hojas de cuadernos escolares, en el reverso
de octavillas de publicidad, copiaron versos de Miguel
Hernández, Gabriel Celaya y Leopoldo de Luis,
y los pegaron en las farolas, bancos, árboles, esquinas. Los
dejaron abandonados en los asientos de los tranvías, en
los guardaequipajes del tren, en los mostradores de los
bares, al acecho de los incautos ciudadanos.
II
gafas de aumento en forma de pareado para posibilitar
una nueva mirada crítica y poética de la realidad.
III
En lugar del colofón, de la última escena, la pincelada
definitiva, el bis, el cincelado de remate, el plano final,
la
Brigada Poética ha colocado sugestivas estrofas en libros,
representaciones teatrales, óleos, conciertos, esculturas y
películas. Quieren así que la obra de arte no termine
nunca, que no tenga conclusión, y que pueda proseguir
girando dentro de la cabeza del público;
iluminando, reflectando y agujereando la realidad.
Alberto García-Teresa. Peripecias de la Brigada Poética en el Reino de los Autómatas. Asoc. Umbrales, 2012
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