Embriaguez
Miles
de cristales punzan esta llaga de recuerdos.
Largas
astillas mezclan la copa de mi vida
manantial
de tristeza.
Flota
mi libertad en la caldera del mundo
alas
mojadas, mariposa del ártico,
sangre
fermentada en rebeldía.
entrañas
de esclavos y serviles
maceran
el vino de esta humanidad.
Mi
historia es la redoma que
beben los caciques
vino
que carcome la garganta del diablo.
Bebamos
juntos,
Que
mi llanto de serpiente los colme de veneno
Y
caigan uno a uno
Como
aguacero negro.
Bebamos,
Solo
queda la nada entre mis manos
y
la utopía sangrando por los ojos.
Basurero
Una
triste fumarola
Se
retuerce gris y moribunda
escapa
de un costal
entre
huesos y metales.
Mandíbula de humo
Devorando las nubes que la observan.
En
el suelo,
los
abrojos,
Retorcidas
criaturas engarzan a la tierra
Malévolas
raíces.
Conquistan
el paisaje solitario inorgánicas medusas
de papel,
roídas
mariposas de plástico
navíos de alcantarilla,
Escudos
de cartón,
Lagartos
de unicel.
La
basura nace muda,
Nace
odiando,
semilla
de la muerte germina en el concreto,
pariendo un holocausto silencioso.
Armario
El
mundo es un perchero,
tomamos
nuestros trajes
Mandamos
al armario la utopía
las
alas mutilamos a los sueños
Y con
satines el cuerpo decoramos.
Para
salir al mundo
Tomamos
la venda y vamos a la moda
ceguera, indiferencia.
Humanos-
maniquíes flotan en la redonda caja de Pandora.
Odio la hipocresía de la seda,
me
arrojo desnuda a los caminos.
Lo cotidiano.
El
tiempo es un grillete
Los
minutos,
anzuelos invisibles
Yo,
muerdo su señuelo.
Amarras de tiempo
Abro
las cortinas
con
esta lupa de nostalgia.
El
autobús avanza
Sobre
una línea inagotable
Una
luz corta suavemente el gris de la memoria
Miro,
El
sol se abre paso en los recuerdos.
Un
pasajero entrelaza el sombrero con las manos
Acaricia
la rugosa arquitectura de sus dedos.
Dejo
los minutos reposando,
Un
cristo me observa de reojo
Descuida
su vista del camino.
Una
falda ancha,
Un
llanto, una sonrisa.
Entiendo
al fin.
El
vacío cotidiano asesina el capullo de la mente.
Sobrevivir,
es la única agonía.
Hace
mucho
Que
no soltaba las amarras del tiempo.
Gato blanco
Qué palidez de
mundo,
Un gato blanco
Contempla la tristeza de la acera.
Ronronea en las esquinas de mi hartazgo
Maúlla taladrando mis nostalgias.
Pantera de luz,
Acaricia mis ojos con sus ojos.
Ven y arranca mi careta con tus uñas,
Desgarra esta cobardía que me vuelve muda.
Araña mis temores
Lame esta historia retorcida.
Déjame desnuda de pasiones
Obséquiame tu
andar desenfadado,
Tu salto sin preámbulos.
Quiero no ser
Tan asquerosamente humana.
Delma Cecilia