ni religión. Ellos transcienden
el género, y viven fuera
de ideologías. No merecemos
su inocencia.
Su lenguaje no es el de los sueños
sino el de otra realidad. Su amor
es luz de luna. Se desborda
en días de luna llena.
Viendo hacia arriba ven
dioses de los que nunca hemos oído.
Agitan sus alas mientras suponemos
que se encogen de hombros. Sostienen
incluso que las moscas tiene alma
y que el dios verde de los saltamontes
salta sobre piernas delicadas.
A veces ven arboles sangrar, escuchan
leones rugiendo por la calles. A veces
ven el Cielo resplandeciendo
en los ojos de un gatito,
del mismo modo que nosotros lo hacemos.
Pero solo ellos pueden oír a las hormigas
del mismo modo que nosotros lo hacemos.
Pero solo ellos pueden oír a las hormigas
cantando en un coro.
Mientras acarician el aire,
doman un ciclón sobre el Mediterráneo.
Con sus pesados pasos detienen
la erupción de un volcán.
Ellos tienen otra medida del tiempo.
Nuestro siglo es su segundo.
Veinte segundos y alcanzan a Cristo
seis más y están con Buda.
En un solo día alcanzan el big-bang
en el principio.
Inquietos, continúan caminando
su tierra todavía hierve.
Los locos no están locos,
locos como nosotros.
poema original de K. Sachidanandan
traducido por Santiago Aguaded Landero.
traducido por Santiago Aguaded Landero.
Qué hermoso poema!
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