El vínculo se da, la noche expande
su
permanencia extraña.
En
su cerviz se incuba
la
determinación de los sonidos.
Lejanos
los países que olvidaron sus nombres.
Duérmeme,
vaga
por
mi rumor de hoz.
El
hueco dilatado es un cantar
que
da luz a la tierra.
¿Desde
qué condición
se
abre el ruido oscuro de un momento?
Hallo
el hálito en todo
si
reduzco la vida
al
transitar vacío.
Soy
un tropel de sombras sin ventura.
El
adonde no sabe de caminos.
Me
caigo
hacia
la embocadura de lo solo.
Recorrer
un desgarro es un gesto
de
infancia con las rodillas sucias.
Corredora,
¿qué hueles
en
las rachas de viento?
Solo
llego al tumulto, a los nimbos
deshechos.
Corredora,
el tiempo es una cría
con
prisas venideras.
Esperad
que recorra las nubes de la dicha.
Lola Andrés. Cielo Liquido. Ed. Amargord, 2016
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