UN TIPO se había comprado una caña
que era una puta mierda.
La pondría en la orilla,
un domingo,
hasta que enganchara a alguien con el anzuelo.
O tal vez
iría una noche de putas
a cuenta de la caña de pescar,
que era una puta mierda.
Ya daba igual.
La fábrica de cañas de pescar,
el supermercado,
aquel tipo
y la mujer de aquel tipo;
todos estaban satisfechos.
A esto debe ser a lo que se refieren
cuando hablan
de economía de mercado.
Antonio Orihuela. Palos. La linterna sorda Ediciones. Madrid, 2016
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