Por las tiras del día oigo las líneas
que trazan el acaso.
Dudar. Wislawa dijo
no sé, dudar
de todo, hablarse
entre la duda.
La flor surge del aire.
Pero ella.
Y los vencejos. Gritan
apresurados, locos.
Así concluye el cerco.
El ser, su condición
desesperada, entre
la indefensión y la supervivencia.
Vamos, en cualquier
caso, y fuimos.
(yo no sé qué escritura fundamenta el asombro)
¿Quiénes fueron un día nuestros ojos?
¿Albergaremos hoces como estruendos?
Nos abrimos –la luz incuestionable– y supuramos
la invasión heladora de la voz.
Lola Andrés. Cielo liquido. Ed. Amargord, 2016
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