Amo lo que
se escapa, sus gorriones audaces.
Amo la
música quieta y su envés silencioso.
Miro el
mundo lejano de noguerales y lomas.
Miro la Cruz
del Sur, su enclave en los desiertos.
Amo aquello
que miro. Miro aquello que amo.
Así nace,
lento, el compás de un poema.
Así nace un
cosmos de energía de ángel.
Así se alza
un arco cuando pasan las nubes.
Así saben
las manos armonizar el caos.
Y así termina el año en ese temblor.
Pablo Guerrero. El porteador de sonidos. Ed. Maia, 2017
Fotografía de Masao Yamamoto
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