Una
bola de billar del pasado
sale
por la tronera del presente
y
colisiona consigo misma.
El
espacio deformado,
el
tiempo infinito,
la
muñeca rusa,
el
agujero de gusano,
el
ojo del huracán,
el
hambriento remolino,
el
centro de la cebolla,
la
joya en el loto,
el
hojaldre semiótico,
los
niveles de lo mismo,
el
súper holograma
donde
cada parte
refleja
todas las posibilidades
de
lo completo,
la
mirada que da forma a lo mirado,
la
luz congelada,
el
cambio como lo permanente del cambio,
en
ti y fuera de ti,
ni
tú ni fuera de ti,
déjate
ir,
déjate
morir
y
verás cómo
una
bola de billar
colisiona
entonces
consigo
misma.
Antonio Orihuela. Disolución. El Desvelo, 2018
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