Los
inagotables ríos del sueño.
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Las
afiladas e interminables lindes del horizonte.
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Estos
lares del reino del Plutón ennegrecido.
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¿No
tienen estas calles de amantes las esquinas doradas del roce?
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¿No
fue esta luna, oscuridad de oscuridad, recibida en el festín de los abrazos la
que dio nombre al día?
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Los
pantanos escriben nombres de ríos por los senderos del pasado.
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Lo perdido entre malezas, lo enterrado
sin profundidad conocida, lo señalado en la memoria y lo que impregnado de
sustancias vivas refleja y muestra santuarios de oración, altares de sacrificios,
campanas sin ecos.
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Aquí se sabe de la singladura de los
vientos, del forcejeo intenso del verano cuando
resbala impetuoso por los tejados de las
calles vacías.
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La
cal de las casas tiembla.
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La
fuerza del sueño se arrincona.
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Esta tarde de grises y recogimientos, de azul
entrevisto.
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Si en las sombras eres luz ¿cómo serás en la luz?
Antonio Ramírez Almanza. Lo visto está inacabado. (inédito)
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