documentos de pensamiento radical

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jueves, 6 de marzo de 2025

Variaciones virtuales

 


 

II

 

 

Todo empezó con el algoritmo, yo no se lo que es el algoritmo, pero  me desperté y el algoritmo lo había cambiado todo.

Primero empecé a dejar de ver las publicaciones de mis amigos más cercanos, más tarde todas las publicaciones que normalmente leía se habían esfumado de la pantalla de la computadora, correos, programas y aplicaciones.

Lo atribuí a un fallo en la red, comprobé el router, lo apagué, conté diez segundos.

Uno no se para a pensar lo que dura un segundo hasta que comienza  a contar el tiempo.

Tampoco entiendo por qué  nos encomendamos a esa cifra como si esos diez segundos solucionasen todo problema de programación o conexión.

Tras encenderlo realicé todas las actualizaciones requeridas, chequeé el estado, la configuración de privacidad, acepté a disgusto la política y uso de datos, finalmente tecleé absurdamente algunas letras pero allí ni siquiera quedaba ya ni mi nombre.

La verdad no se la importancia que tiene el tener un nombre propio, uno no se llama, la mayoría de las veces son otros quienes recurren a ello.

Hay veces, seamos sinceros, nos gusta oír nuestro nombre o al menos leerlo pero llevo ya más de tres horas intentando restablecer mi identidad.

Desde luego que desconocía por completo que hubiese una entidad o estamento que tiene la potestad de restablecer tu nombre.

Comienzo a repetir todos los pasos anteriores, apagado, encendido, en un bucle obsesivo, sin hallar respuesta o solución a semejante problema.

Vuelvo a dirigirme a la computadora e introduzco el comando Ctrl+Alt+Supr con la esperanza de poder  llegar a la pantalla que permita reiniciar el sistema, el ordenador ha decidido bloquearse.

Muchas veces desearía que existiese la posibilidad de activar diferentes comandos y poder utilizarlos a mi antojo para poder poner fin a una situación o un estado o simplemente tener la posibilidad de reiniciar la vida pero mucho me temo que eso solo ocurre en las historias de ciencia ficción.

Cansado y al borde de un ataque de pánico trato de articular mi nombre en voz alta pero es en vano ya que  toda consonante o vocal han desaparecido también de mi vocabulario.

Solo alcanzo a emitir un conjunto de sonidos guturales en un intento, ya estéril, de volver a pronunciar mi nombre.

Aturdido por el accidente en el cual me veo inmerso pienso salir de mi hogar, cierro la puerta, en la segunda vuelta de la llave la casa desaparece ante mis ojos. Obstinadamente golpeo mi cabeza no dando crédito a todo lo que acontece. Huyo por las calles lanzando alaridos, como si mi cerebro reptiliano fuese quien guiase mi pálpito y me hubiese conectado con mi memoria primitiva de homínido.

Ya no existen las palabras, se me fueron, si miro un árbol alcanzo a comprender en términos subjetivos su belleza, su significado dentro de un conjunto simbiótico, su raíces, sus frutos, pero ya no conozco su nombre.

Lloro, vuelvo a gritar, corro como un enajenado, aquí no hay nadie…cadenas de números en cascada… todo se vuelve oscuro… la luz se desvanece…mis recuerdos se han comprimido...jpg...jpg…mi memoria viaja muy rápido…010101010100100100101001100010010101001001000010100101001001010101010010010100101001000100100100100101010101010100000111010001001000100100010010010010010010010010010100101010101010101001010001010110100010101010001010001000101001111111010100110111111Enter…Control +Alt+Delete.

 

III

 

Soy un simio que se perdió en una rave.

Bailaba sobre los escombros de las naves de la era de antes de la deslocalización.

Consumía con alegría el fracaso de nuestra especie en este momento  de la historia, mientras ahí fuera nos pasaban por encima de nuestras  cabezas,

mientras ahí fuera se quedaban con todo.

Vi arder edificios, sus llamas recalificaban  el terreno, incendiaban el patrimonio civil, los arqueólogos del futuro encontrarán ceniza de aquellas naves en los cimientos de estos edificios.

Vi desayunar pastillas, amontonar el polvo en los polígonos que  mantenían el silencio de todos los excesos de nuestra civilización.

Los hangares, las factorías, los aparcamientos de la logística eran los templos donde acudían los hijos e hijas  a dejarse llevar por las melodías.

Bailábamos encima de las ruinas, en esos edificios del abandono, donde antes la explotación de personas por un jornal era la rutina.

No se donde escuché que el movimiento del cuerpo  y de las rodillas de Elvis Presley, en la velocidad en que lo hacía, en la forma  en la que lo hacía, coincidían con el auge  de la implementación de la cadena de montaje en todo el sector industrial.

-¡A uan ba buluba balam bambú!

-¡No te oigo, la música está muy alta!

-Dime ¿A qué corresponde esta música que bailamos?

-Líneas, líneas de producción, líneas de trenes de mercancías, de cercanías, líneas y más líneas, aspirando líneas, tragando y tragando píldoras, cristales y  cristales, entregados a la repetición de un beat en línea, doblando los horarios, nos pensamos en la antagonía y reproducimos el sistema…quiero resetear mi Cpu…me estoy quedando sin memoria…consumo datos…me estoy quedando sin memoria…consumo emociones… la manera de exhortar la culpa…el triunfo de la propaganda…se compra felicidad…sino puedo comprar me viene la angustia…cada vez más lejos…la hiperacción  nos aleja de nosotros mismos…lo quiero ahora…el hiperloop…el concorde…Amazon… Glovo… Aliexpres…¿Hay alguien al otro lado de la línea?

-¿Qué te has tomado?

-Perdona no te conozco…he salido de casa…mi casa había desaparecido...

¿Dónde estoy? Era de noche…ha salido el sol…lo veo entrar por las grietas…solo seguía una melodía…un ritmo…como el traqueteo de un ferrocarril…como el golpe de una prensa hidráulica…escucha la música del centrifugado…o  el Tick!Tick! del paso de los alimentos por la cinta del supermercado...te has parado a pensar a que velocidad viajan los datos 10…1000…1111010110...1111000010…CRTL+ALT+Supr...11000...se apaga la luz...vuestras voces son de metal...me estoy alejando de mi cuerpo…me estoy yendo…solo escucho ese ritmo…Simon dice Rojo, Simon dice Azul: ¡K-Hole! ¡K-Hole! ¡K-Hole!...hay gente a mi alrededor…es de día…es domingo…el baile sigue…las gafas  de sol…esperando en el andén…miro el móvil para saber volver a mi casa…mi casa…mi casa había desaparecido…

 

 


 

IV

 

Nuestros cuerpos han sido invadidos
no es posible el aislamiento
nuestra ubicación es revelada

 somos coordenadas pesimistas a la deriva
sobre el poder
no hay vínculo
ni afinidad.

 

 

 

 

  Andrés Izu. Ra (d)ial. La imprenta. 2024

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