TODO ES NUESTRO
Quiero escribir un verso a lápiz
sobre el acero de las torres inclinadas de la podredumbre, sobre la esfera del
globo que la pezuña de un carnívoro mantiene presa, sobre todos los tratados, acuerdos, pactos, leyes,
concordatos y herencias con los que nos han enjaulado como a ovejas, sobre el
registro de la propiedad del ayuntamiento de Casas Viejas o sobre un billete
con puentes que cruzan un río humano de dolor y deudas; es un verso que nos
robaron hace tanto, es un verso tan hermoso, tan sencillo, tan extraño, en una
lengua tan muerta que nadie la recuerda, afilo el lápiz despacio, y mientras lo
escribo pienso que sería mejor tallarlo en piedra.
***
2013
El mundo ya ha terminado, amor, las calles
están plagadas de zombies-pantallas sorbiendo todos los sesos, los alienígenas
gobiernan el mundo desde hamacas en paraísos fiscales, y los meteoritos de la
industria del entretenimiento golpean la Tierra más rápido que los timbales de
Bambino, todo ha terminado, los únicos supervivientes son idiotas con armas
automáticas y despensas repletas de latas, y no habría ninguna esperanza si no
nos quedara por sembrar la última bolsa de habichuelas mágicas.
***
LA BALSA
Una
balsa, un refugio, se construye con los restos y desechos de lo que se hunde.
Nuestra especie existe porque formaba bandas igualitarias, familias grandes que
no toleraban el dolor ni el desprecio de ninguno de sus miembros. Esa fue su
balsa y su refugio durante la mayor parte de su historia, sus más de cien
milenios de apoyo mutuo y auto-gobierno sin estados ni ciudades. Quizá tengamos
que desprogramarnos del lenguaje del dinero y la propiedad que nos separa y
formar bandas, buscar el suelo que nadie quiere o levantar los adoquines para
dejar la tierra al aire, ensamblar muebles rotos y juguetes viejos, y empezar
algo nuevo con plantas y gallinas que se parezca a lo más viejo. Por Tolstoi y
por Kropotkin que para sobrevivir y
vivir super, sin sangre y con belleza, no veo otra salida.
***
DIETA PALEOLÍTICA
Correrán los jabalíes por las avenidas alfombradas de
bellotas, moras y castañas,
anidarán los cernícalos en los huecos de los cajeros
automáticos,
y de suave guano cubrirán los murciélagos los sillones de
los parlamentos,
en calles aceradas de densa enea y danzante caña
vigilará el fango de los arroyos un ruidoso ejército de
ranas,
y alrededor de las hogueras de billetes y folletos en las
plazas
flamenqueará el hombre contento
porque de su presa ya gotea la grasa.
***
La ropa sucia, un perro y
una flauta.
¿Entiendes ahora?
Huir de la podredumbre
Daniel Macías. Niño Edén. Ed. Amargord, 2014
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