Trabajar fuera o no
trabajar, ser bandolero, revolucionario o poeta mendigo, tirar
bombitas de peste en el INEM o dejar caquitas de plástico en el
banco, beber cañas de auto-olvido, pedir tabaco y maldecir en bares
o por internet a príncipes ladrones, encender fuegos grandes, ocupar
casas vacías y tierras baldías, o más sencillo, mucho más
sencillo, no ser la primera antorcha de gasolina primaveral y
trabajar fuera, trabajar fuera...
Daniel Macías. Niño Edén. Ed. Amargord, 2014
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