Si busco hacia dentro
encuentro una carta a Manu Blanco
en la que le digo que todo es muy lento,
que los fusiles están muy lejos
y que los pobres se siguen dando bocados entre ellos,
pintan bastos...
Si busco hacia dentro
encuentro que la solución es pensar al revés,
en vez de montar, desmontar,
en vez de huir hacia delante, desafiliarte,
escapar de este montón de basura, en fin, huir
y no dejar que te pudran.
Si busco hacia dentro
encuentro que el camino del cambio es más largo,
más trabajoso, más anónimo, menos brillante
y, sobre todo, que nunca puede ser obra de unos pocos.
Si busco hacia dentro
encuentro a Walt Whitman cantando al cuerpo eléctrico,
encuentro al Niño Carajaula cantando a la mujer maravilla,
encuentro a Vladimir Maikovsky cantando a la mujer fosforescente
que desde el año 2003 llegaba para conducir a los obreros
hasta el porvenir del socialismo.
Si busco hacia dentro
encuentro al Duque de Aquitania
cantando un poema a la nada,
y el Sutra del Diamante
que fue el primer libro que se escribió en el mundo
para contarnos que ahí afuera no hay nada
pero que esa nada es todo lo más cerca
que vamos a estar aquí y ahora de la belleza.
Si busco hacia dentro
encuentro un billete de avión,
una guía del Lonely Planet sobre Myanmar
donde pensamos continuar nuestra búsqueda del paraíso.
¿Cuál será el mensaje
que anida en el no mensaje, hermano Eladio,
hermano Jorge, hermano Juan?
Acompañar, completar los rastros de lo que no fue,
continuar el juego, engañar al engaño.
¿Cuál es el mensaje del no mensaje?
Lentitud, levedad en la huella
y si es posible, no dejar huella.
No registrar lo que desaparece
más que como rastro,
sucesión, relevo de la vida en otras vidas.
El mensaje es la ausencia de mensaje.
Esa es toda su belleza,
y si le abres el vientre a la belleza
brota de ella el oscuro silencio vacío de la nada.
Inútil desliar ese ovillo que se escapa.
Quien busca respuestas encuentra ovillos
con hebras de preguntas.
Quien busca comprender debería mezclarse.
Quien busca encontrarse a sí mismo
debería olvidarse de sí mismo.
Quien busca el camino, ¡oh! hermanos,
que sepa al menos
que siempre ha estado
en el camino.
Antonio Orihuela. Esperar Sentado. Ed. La Baragaña, 2014
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