Auschwitz
no es historia,
era
premonición.
Antonio
Orihuela
El
grito cóncavo del horror en los ojos
se
clava
en
la cara de los que silenciaron vuestras muertes,
en
las manos que ahogaron vuestras vidas,
en
la mente de los que prefieren ignorar vuestra ausencia,
en
la espalda de quienes, todavía, os buscan,
en
el alma de aquellos que no olvidan.
El
dolor cóncavo de vuestros cuerpos
nos
envuelve macerando
nuestra
piel hasta llegar a la inconsistencia
de
estas cenizas de las que somos cómplices.
En
la hiel de los que os despidieron
se
agarra el horror ante la noche
en
la que los sonidos expulsan ecos
que
mueren a la muerte misma.
Montserrat
Villar, Bitácora
de ausencias,
Amargord 2015
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