Pájaros
cerca de mi
boca
Antonio
Orihuela
La casa roja y
negra era un enjambre de utópicos /
una mancha
vespertina en medio del retamar /
encendían
fogatas al respaldo del montón de leña /
y se pasaban
la noche cantando canciones aromáticas /
acompañados
por el ritmo de guitarras y violines /
timbales y
cajones.
No todos
fumaban canutos u otras yerbas /
algunos
tomaban horchata o zumos naturales.
A veces se
paraban los ritmos /
escalera de
madera
con diez
peldaños de madera
y una voz
rasgada al viento /
leyendo poemas
a palo seco
dentro del
vientre de la escalera
de madera.
Los ritmos del silencio y la reflexión
hacían acto
de presencia en el descampado de las
ideas /
y las llamas de la candela purificaban
los desenfrenos / había risas y
conversaciones bajas en decibelios /
altas en
intentos de diversidad poética /
las flores
coqueteaban con los insectos
y la escalera
de madera
con diez
peldaños de madera /
bajaba a los
pájaros
a los pies de
la tierra.
La casa roja y
negra era un enjambre de utópicos /
volaban
bandadas de luciérnagas linternas
a la búsqueda
contemplativa de la luz
del salto de
los salmones / había pósteres
tierrafirmistas
/ acompañando la humedad
viviente de
las paredes / y en la entrada
del salón
comunitario / daba la bienvenida
el vuelo
delicado de una cesta adornada
con manzanas
del tiempo y
preservativos
en apuros.
La casa roja y
negra era un enjambre de libros
con el ulular
del búho / volando dentro
de una sílaba
suelta
en el vientre
de la escalera
de madera.
Por turnos
resolvían la
gobernabilidad interna
con la
sencillez pausada del transitar
contemplativo
del vuelo de los camaleones /
a un grupo le
tocaba fregar el aire
de los platos /
limpiar el polvo
de las rosas y
recoger la leña
seca / y al
otro acompañar
las estelas
viajeras de las
estrellas
fugaces / en el
charco de la
belleza.
La casa roja y
negra era un enjambre de ritmos /
pájaros que
cantan al resplandor
de la candela
/ cuerdas que rasguean
atraídas por
la luz de la flor nocturna
que abre los
pétalos / al almíbar
de las
minorías.
La casa roja y
negra era un enjambre de aprendizajes /
volaban
pedales de bicicletas para ayudar
a desterrar al
amo / que todo hijo
de vecino /
llevamos dentro
del vientre de
la escalera
de madera.
Eladio Orta. En Palabras de barricada; una recopilación de anarcoversos. Fernando Barbero Carrasco (coordinador). Queimada Ediciones. Madríd, 2015
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