Te vi cambiar el pelo largo por un corte de burócrata
afeitarte la barba y mirar si los zapatos iban limpios
decirle adiós a la postura de héroe de bar y alcantarilla.
Ahora dime ¿así es cómo lo esperabas?
recordando un tiempo que no volverá
contando hazañas que nadie intenta creer.
Te vi riendo y desafiando a la vida/muerte
haciendo lucir al resto como temerosos y mortales
bebiendo más cerveza que cualquiera que estuviera cerca.
Ahora dime ¿así es cómo lo esperabas?
un estomago que no te deja mirar tu sexo
los sueños de una familia rosa digna de tv.
Ahora dime ¿así es cómo lo esperabas?
suplicando por un horario accesible
con terror, verdadero terror de lo que pueda pasar.
Te vi haciendo tantas locuras que hacían reír
mientras yo tomaba notas
y tu afirmabas que nunca nada iba a cambiar.
Cansado,
mal de la cabeza,
tratando de no estar tan peligroso,
sin poder relajar un músculo,
una idea,
ahogado en nada,
aburrido,
apático,
paranoico,
sin esperar a nadie que no haya venido antes.
Tirando en el suelo
A mis amigos Antonio
Orihuela y Francisco “Coco” Ramírez
Son las cuatro de la mañana,
sé que has estado igual;
sobrio,
solo,
luchando contra el calor
escuchando cosas,
con una locura creciente
y ganas de que amanezca.
Sé que has pasado por lo mismo;
en agonía por una única mujer,
diosa menor que oscurece el alma por el deseo
que condena el alma por el deseo.
Sé que este momento de derrota lo compartimos,
retuerce
las horas
al agotar el dialogo interior,
avasallados por el terror del silencio mórbido
de anhelos incumplidos
iluminados por la luna de las ilusiones muertas,
esperando el milagro,
la señal divina que nunca llega (ni llegará).
No, nunca seremos el dirty
old man,
estamos más cerca de ser un sugar daddy,
de la patética friend zone
que con cada abrazo y sonrisa lo confirman.
Yo sé que lo has sentido;
el desencanto de lo sagrado,
la hambrienta boca de la tumba que espera,
el portazo de la realidad irreal.
Yo sé que lo has sentido.
lo sé,
lo sé,
por eso es que continuamos sin dormir y escribiendo.
Kerouac
Extraño tus mil vidas beaticas por San Francisco,
la
pureza de cada dorada palabra
que aún no comprendo tu intención al juntarlas
y como a través de tus ojos
se
convierten en un sentimiento tan grande.
Extraño esos hai ku
Sutras
diamante brillando en la eternidad
tu sonrisa al
preparar una bolsa para dormir cerca de la autopista,
hacen falta muchos hombres con ganas
de cruzar de costa a costa con el pulgar,
¡oh Jack!
Aparécete de nuevo en México,
ven con los ojos vendados,
ven con el hambre de quien anhela la Fe ,
ven con todos los Santos que tu madre conoce,
pero ven…
El hombre que mira las estrellas
merece ser visto como una más.
El hombre que quiere
hacer reír es porque llora por dentro
Hablo con gente a la que no le importo,
dedico tiempo a quienes terminan por patearme
y me usan mientras soy útil.
Delante mío sólo veo un cuarto pequeño,
encierro,
una cuenta
regresiva.
Terminaré por desaparecer,
por no molestar.
Estoy en espera de que se rompa lo que es frágil
y tal vez así sea mejor.
Arturo Accio. Belleza tóxica. Ed. Letour, 2016
Fotografía de Daido Moriyama
Fotografía de Daido Moriyama
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