NUNCA estuve contigo,
no vi cómo tus ojos reflejaban de cerca
una tarde sin clases
a la luz fluorescente de un salón de billar,
ni corrí junto a ti para huir de la lluvia
bajo el mismo paraguas.
Jamás sentí el calor o el frío de tu mano
conduciendo la mía
hacia el momento oscuro de las canciones lentas
y el pulso acelerado.
No sorprendí tus labios ni siquiera una vez.
Nunca estaré contigo,
jamás despertaré sobre tu cama,
ni te veré dormir, ni cómo al levantarte
va cayendo tu ropa camino de la ducha.
No iré encontrando planes anotados
con tu letra y la mía sobre los almanaques,
ni llenaré las páginas de un álbum,
ni de mi pasaporte
de países que nunca visitaremos juntos.
Llevaré para siempre ese vacío
con la medida exacta de tu vida.
Solamente será una historia en blanco,
sin piel ni cicatrices,
el sueño inalcanzado, la ausencia irreparable
o ese frío que habita
todo aquello de ti que nunca viviré
ni podré recordar.
Juan Carlos de Lara. Depósito de objetos perdidos. Premio Leonor, 2015. Exc. Dip. Prov. de Soria.
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