Nací
en el extremo
en
el extremo de la barra del bar en el filito al borde del abismo de la
fregona de mi madre nací en el extremo y en el extremo crecí me
hice mujer libre oyendo los lamentos de las viudas en el barrio los
hombres se nos mueren por el amianto que hay en la fábrica y el
colegio mi colegio público en el extremo del mapa donde a nadie
molestamos nací en el extremo y en el extremo crecí mirando el
mundo la porquería los sueños del capitalismo grietas grietas
grietas las abro con mis manos con las suyas uñas largas carcomidas
abren grietas en el suelo del capital en el sueño tengo que
nombrarlo para que suceda en el poema tengo que nombrarlo para que
suceda en el extremo mi voz suena libre grande colectiva nuestras
voces suenan como la tribu como flamenco a media noche retumba en mis
sienes el anhelo de una vida nueva de un mundo extremo hecho con
trocitos de extremos sin centro como caleidoscopios hay noches con
estrellas en un patio andaluz donde las niñas cantan revolución
revolución hasta la luna
nací en el extremo y en el extremo crecí mirando de reojo la
literatura desconfiando siempre de aquel libro que viene sin cuerpo
detrás y se olvida que la poesía es primero abrazo toca tócame y
luego texto mira mírame nací en el extremo y contra todo pronóstico
lo desplacé abrí grietas grietas grietas caminando por el centro de
las ciudades soy un extremo que abre posibilidades y os busca soy una
extremidad con afán de reventar el mundo que conocemos
nací
en el extremo y en el extremo muero cada día
Ángela Martínez-Fernández
Me uno, Ángela, a tu "afán de reventar el mundo que conocemos".
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