CCTV PATROCINA
ESTA DEMOCRACIA
La cámara de
seguridad dice que soy un ciudadano ejemplar;
opinión
televisadamente creada, susurrada con convicción cada cuatro años,
paseo dominical
sin pausas en espacios abiertos
y uso exclusivo
del idioma patrio y el léxico imperial.
La cámara del
banco remarca que me endeudo adecuadamente.
La cámara de la
tienda me reconoce y me saluda
como buen
cliente satisfecho en la insatisfacción aspiracional;
tentetieso
consumidor de cesta siempre por llenar
y catálogos
desechables.
A su vez, la red
de monitores del centro comercial afirma
que soy un
consumidor complaciente:
siempre alcanzo
a lo que llego
y leo lo que me
entra por los ojos.
Las cámaras me
retransmiten mi vida
para que no
pierda detalle.
Recuerdo que, de
niño,
aquellas cámaras
sólo querían arroparme
con sus cátodos
y sus luces de algodón.
En las esquinas,
las cámaras me ayudan a superar la soledad.
En el trabajo,
me protegen de la solidaridad y del pensamiento
de mis
compañeros.
Cámara Uno,
Cámara Dos, Cámara Cuatro:
Sonreímos. Sabemos
lo importante que es salir guapas por la tele.
***
A base de trascender
y trascender,
han ido dejando
atrás
su cuerpo, sus
emociones,
el vestido de
sus angustias.
Sin embargo,
cuanto
más trascienden,
cuanto
mayor
espiritualidad
exhalan, más
apelan a un mapa,
al orden de los
huesos,
al color de las
uñas,
al trazo que
puede dibujar
el vello de
nuestros vientres.
Proclaman
descarnarse,
repudian la
epidermis,
pero continúan tratando
de dictarnos
los manuales de Biología.
***
DEMOCRACIA
PARLAMENTARIA
Cuando termina el
tiempo del recreo,
las élites
recogen el balón
y se lo llevan a
su casa.
Nosotros,
como siempre,
felices por
haber correteado un rato,
por haber ganado
incluso el partido,
nos quedamos
mirándonos sonrientes
y continuamos
apuntalando porterías,
alisando el
campo, trazando unas líneas
que siempre nos
dejan
fuera de juego.
Alberto García-Teresa. A pesar del muro, la hiedra. Huerga & Fierro, Ed. 2017
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