Creo
que ya he tenido
la oportunidad de escuchar,
tan
temprano, el poema
más hermoso de la jornada.
Ha
venido este regalo
de parte de un niño,
seis
o siete años,
que
iba de la mano de su padre,
cargado
con la mochila
y rumbo al colegio
con
esa cara de confusión
y
de sueño que llevan los niños
a estas horas de la mañana.
El
niño le ha dicho al padre:
“Papá, ¿por qué no engañamos
a mamá y nos vamos a la playa? “
¿Y
si lo hicieran?
Y
si el padre asombrado
mirase a su hijo
y
le dijera;
pues
mira, pues sí.
¿Y si terminarán los dos
cogiendo piedras y conchas
esta mañana de septiembre,
corriendo
por la orilla
el uno detrás del otro,
o
dándose un baño
de mar y carcajadas cuando
pensaran en su travesura,
en
su pequeña fechoría,
mientras
sobre la arena
descansa vencida la mochila,
los bolígrafos, las tareas?
¿Cómo
recordaría este niño
el
día de hoy, pasados los años?
¿Guardarían
el secreto
al
volver a casa?
¿Le
contaría por la noche
el
padre a su mujer
cómo,
por fin y gracias a su hijo,
ha sido libre a unas horas
en
las que nunca pudo serlo?
Juan Antonio Gallardo. Correspondencias. Ed. Alhulia, 2018
Juan Antonio Gallardo. Correspondencias. Ed. Alhulia, 2018
¡Cuántos recuerdos!... No del colegio, de la mar, que es maestra insuperable.
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