Despertar,
hacer
la cama,
mirar
el colchón,
la
colcha de invierno,
insípida
y aburrida,
salir
corriendo por los pasillos,
ir a
por cojines, peluches,
cosas
mullidas,
tumbarse
otra vez vestido,
girar
la cabeza y encontrarte
a
escasos dos dedos de tu aliento
a la
rana Gustavo de casi medio metro,
ponértela
en el pecho,
cerrar
los ojos diez minutos.
Hacer
esas cosas que no se hacen
pero
que siempre deseas.
A la mierda todo.
***
El
Poder
es
que no tienes
y ni
te dejan tener
y te
lo tragas,
pero
lo que tienes
es
todo el poder.
No
te enteras.
Ahora
sólo te falta
el
querer.
Y
estallar.
Y
amar.
Y
tener cuidado
con
el hombre del saco,
otra
vez,
que
no te engatuse.
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