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jueves, 4 de noviembre de 2021

Perros de hiel en las tripas de Francisco Ramírez López (fragmento)



         AMINA REZA ENTRE NUBES DE INCIENSO

 

ABDULÁ  FATEH, apoyado en el arco de la puerta, oye impasible a su hermana y observa cómo AMINA enciende el carbón para el incienso.

 

                                       AMINA

Abdulá Fateh, envuelto en explosivos; suicida con un detonador en la mano, hermano mío, ¿por qué no cambias tu carga por naranjas dulces o ramas de té y fresca hierbabuena?  No me digas que el profeta te habla. Y menos aún que quiere que mueras matando. ¿Qué dios enseña a afilar la navaja del odio? Piensa en mis hijos, Abdulá...¿Y si son mis hijos los que en ese momento cruzan la calle o regresan de la escuela?...¿Y nuestro padre, Abdulá? ¿Quieres cavar su tumba tan temprano? ¿Es que no te educó en la ley y la justicia? ¿Es que no te enseñó a ser justo y generoso? ¿Es que nunca te dijo que huyeras del hambre del león y de la fe que empuña un arma? Cambiaste el oro por el cobre, cambiaste el amor por el odio...Cambiaste un baño de incienso por olores de verdugo...Aunque sonrías, aunque parezcas feliz, hueles a tristeza y a jazmín podrido, Abdulá Fateh, hermano mío...¿De verdad es éste tu destino? ¡Contesta, Abdulá! ¿Crees que alguien de esta casa va a bendecirte? ¡No te quedes ahí con tu boca sellada! ¡No te acerques, hermano! ¡No me abraces!...No me manches con tus manos de culpa...Tu sangre ya no es mi sangre...Vete, Abdulá. Vete y muere matando...¿Qué importa si son niños los que vienen cantando por la acera? ¿Qué importa que todo tú te hayas convertido en odio y que en tu fe no exista ni un hilo de misericordia?...Oh tu mano...Tu mano, Abdulá...¿Será capaz tu mano y dormirá tranquila tu fe con tanta culpa? ¿Serás capaz de apretar ese detonador para que algunos locos te llamen santo?...No te conozco. De verdad que ya no te conozco...Te han perfumado con ungüentos fratricidas y te han alimentado con carne de una fe que ya no es nuestra. Vete, Abdulá. Vete y muere matando...No pienso llorar ni al recordar quién eras. No lloraré por ti. Lloraré por nosotros, por nuestro padre, que nunca tendrá tu cuerpo en la tierra de ninguna tumba. Lloraré por los que aún no saben que van a morir cuando tú mueras...Ruego a dios para que te paralice esa mano o te la corte un rayo del cielo. Ruego a Dios para que al fin te dé la luz que ahora te ciega. Ruego a Dios para que nadie sepa quién te engendró y en qué franja de tierra creciste...Quisiera, Abdulá Fateh, que tuvieras agallas para volverte atrás, arrepentido, como un hombre justo y bueno; como el hijo pródigo que vuelve, llorando, junto a su padre, después de haber reconocido el olor de su culpa...¡Tu culpa, Abdulá! ¡Tu gran culpa! ¡Esa culpa que ya llevas pegada a la piel y a lo que quede de tus cenizas!...Óyela, Abdulá. Escucha cómo aúlla tu culpa y cómo te señala con dedos de lástima...Qué fuerte debe ser la maldad que te alimenta y qué débil el amor de tu padre y de tu hermana...Vete, Abdulá. Vete y muere matando...Nadie nos librará de la negrura...Otra vez es tiempo de tristezas...Malos tiempos para los pueblos tristes, para los panes tristes de las tristes bocas, para la leche triste y el agua más triste y más amarga...Otra vez han venido a apedrearnos...Otra vez nos quedará estrecha esta franja de tierra para enterrar a tantos muertos...Y otra vez, esta tierra tan seca se volverá húmeda con sus ríos de sangre...La sangre que tú derramarás creyendo que Dios te lo pide...Vete, Abdulá. Vete y muere matando. De nada servirán las banderas blancas ni las ramas de olivo...Es inútil que la oración de una hermana pueda apagar un odio tan encendido...Es inútil, Abdulá: alguien debió cambiar tu corazón por una piedra de hielo. (Abdulá sale). ¿Adónde vas? ¡Vuelve, Abdulá!...No te vayas así...¿Es que no has oído ninguna de mis palabras? ¿Quién eres, Abdulá? ¿Quién eres ahora, que no te conozco?...Tengo miedo, Abdulá...Un miedo tan frío que me abrasa por dentro...Calentaré agua. Un té hirviendo, un té amargo derretirá mi miedo sorbo a sorbo...   

 

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Francisco Ramírez López. Perros de hiel en las tripasEd. Primer Acto, Colección "El teatro de Papel",  2009.

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