para
Marta Tafalla
De
niño nos llevaban al zoo
para
que viéramos que se podía vivir en una diminuta jaula,
sin
libertad, pero con agua y comida,
igual
que el jilguero del vecino,
igual
que los peces del dentista,
igual
que las gallinas
o
los cerdos de la granja de engorde,
igual
que nosotros en la escuela.
Nos
hablaron con desprecio del lobo,
de
la salamanquesa, de la lombriz y el topo,
porque
nuestra civilización odia lo que no se somete,
pero
Madre Gaia está empezando a romper los barrotes
con
los que hemos pretendido mantenerla atada
y
promete a todos los animales no humanos que,
sin
nosotros, la vida volverá a ser una fiesta
sobre
la Tierra.
Antonio Orihuela. El fuego desde el otro lado. Ed. La tortuga búlgara, 2024
¡Extraordinarias palabras a la libertad! ¡ENHORABUENA!
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