SEDUCCIÓN EN CÍRCULO
La noche
rompe el enigma que nos oprime,
la circunscripción
de
nuestro deseo
entrega nuestros cuerpos
a una persistente seducción mutua.
El hambre de reencontrarnos
devora al tiempo
que aún no existe.
¿Dónde estará el refugio
donde tú y yo
éramos inmunes al tiempo?
PASADO
Asoma de nuevo
ese espejo que clama,
esa puerta que se abre
y llama a la carne,
al cuerpo terrenal que regresa al barro,
al círculo de Osiris,
al hedor que consumió la caída densa, honda,
y a la tarde que emergió
como una nueva plegaria.
Ahora somos
mar de silencios,
un trance
donde la nada es un alba,
donde el espacio es un campo de almas.
Mi cuerpo
se ha entregado ya al tiempo,
a una nube densa, blanca,
y no
recuerdo nada,
ni tu nombre ni el mío.
ni tu imagen, ni mi rostro.
Caigo en una voz
que llama a mis instantes,
pero, ya no soy quien soy…
Un nuevo aroma
extiende mi tacto
e inunda mis latidos,
el reloj
oscila en el nuevo paisaje.
Espero el retorno al mundo,
otra vez desnudo
otra vez inerme.
RETORNO
Hoy hemos regresado
con la luz cruenta
que brota del tiempo,
con la llama
que nos despojó del cuerpo.
Y nos hemos castigado
con la piel de los escombros,
con la lengua amarrada
a la furia de los relojes.
Hoy hemos retornado
a despertar el beso
que duerme en la noche,
a componer
la música de los acantilados.
Y desde allí
asediamos a la cima
que sube del abismo,
mientras mi fémur
se acurruca en tu vientre,
mientras la lluvia
moja la sed de nuestra agua.
Del poemario “La Persistencia del
Tiempo”
Autor: Alfredo Orihuela Gutiérrez
Ayacucho, Perú.
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