documentos de pensamiento radical

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sábado, 8 de febrero de 2020

BORDERS SONG




muchas veces oí decir de las maravillas de esas ínsulas
y por dichoso me tenía de las ver y hasta agora no se me apareció
y aunque muchas eran, no había ninguna que mucho empacho me diesen.

Amadís de Gaula



En la Biblia está la verdad,
han escrito en el Cerro Bola de Ciudad Juárez,

qué manía con la verdad
cuando hay tantos senderos
que poder recorrer,

me gusta más la camiseta
que lleva un joven adolescente:
Christ was wrong,
este si es un camino lleno de maleza
que abría que animarse a transitar,
 
o esta otra en medio de la nada:
las cabras hablan con Dios,
 
pero ni siquiera ellas son libres 
para ir y venir de un lado a otro de la frontera.
 
Josseline también habla con Dios desde su cruz blanca
adornada con collares blancos, verdes, azules, 
rojos collares que Josseline nunca lucirá en su cuello.
 
Josseline Janiletha Hernández Quinteros,
de 14 años de edad, salvadoreña, 
muerta en el desierto mientras hablaba con Dios
y trataba de llegar a Los Ángeles,
donde estaba su madre.
 
Hay una inútil botellita de agua sobre su tumba
levantada por los No More Deaths volunteers.
 
Ojalá no sea demasiado tarde para los que ahora mismo 
intentan cruzar el desierto, 
ojalá ellos sí encuentren las botellitas
con la inscripción Suerte
que los “Voluntarios de No Más Muertes”
dejan esparcidas por el desierto 
como ayuda humanitaria para los migrantes,
 
aunque también me dicen 
que hay gente que las busca 
para destruirlas,
 
es inconcebible
hasta dónde puede llegar la maldad humana,
este espejo donde no osarán mirarse, 
ponerse en el lugar del otro,
buscar una mano que no haya tocado un arma.
 
***
 
Caos urbano, especulación, corrupción,
contaminación, violencia, narcopolítica.

Aquí empieza la patria, luce
en el camión de la basura
que sale de Tijuana,

aunque sea el vecino del norte el que emita
quince veces más contaminantes a la atmósfera
aquí no importa, porque un viento sin dueño
se encarga de repartirlo todo uniformemente.

Cristo viene pronto, anuncia
otro afiche entre nubes de polvo,
pesticidas, inmigrantes ilegales, smog,
calentamiento global, asma,
anencefalia, lupus, saturnismo,
cólera, amibiasis, hepatitis,
alergias, infecciones y rabia
donde casi nada de rabia en este lado,
solo el deseo de pasar,

de ver la ladera del monte Tucumá
desde Estados Unidos,
de ver las estrellas
desde el país de las barras y estrellas,
de ver la noche estrellada
más allá de las barras de la frontera,
más allá de una lengua que llena de noche
el monte Tucumá,
uno de los ombligos floridos del mundo,
al decir de Aldous Huxley
que compró este rancho en Tecate
y lo llamó La Puerta,

pero la frontera física se resiste a ser atravesada,
solo las gaviotas del border vienen y van,
cagando sobre los pilotes
que separan los sueños y dan fe
del absurdo de los hombres.

El enemigo de los barrotes yanquis
no son los mexicanos, es el óxido.

Don’t short!
no me des la patá,
han escrito en la frontera,
no le pongas puertas al mar,

mientras los niños ensayan en playas de Tijuana
la pequeña transgresión de cada visita al border,
meter los pies y los brazos entre los pilotes
desafiando la autoridad del otro lado.

Otros despliegan una pancarta:
If the US wanted, the world would be a paradise,
y sin embargo...
 
Jardín Espejo, llama, a su obra,
un joven y voluntarioso jardinero
que no consigue que las plantas del lado mexicano
estén tan verdes y sanas como las del vecino,
más aún cuando aquellas nadie las cuida
y sin embargo aquí está nuestro jardinero
embelleciendo este rincón del mundo con sus cuidados.

En El Paso le dicen tranquilidad
a que la gente no salga de casa.

En México la guerra se puede vivir como tranquilidad,
yo estuve de luna de miel en Nepal
y me enteré de que estaban en guerra civil
el día que volvía a España.

Me monto en la bici azul que han dejado junto a la valla,
estoy sobre el primer vehículo chamánico del siglo XX.
Albert Hoffman que estás en los cielos,
no nos dejes caer, no dejes que nos roben
las flores de este jardín,
el viaje a ninguna parte.

Los primeros viajes se hacen siempre en el camión de la basura.
Hay tanto que limpiar, que tirar,
hay tanto de lo que despojarse.

Cambio pero muy despacio,
ha escrito en su bote de las limosnas
un mendigo en el boulevard Juárez.

-¿What that siendo?, dijo el Buda:

un poeta incapaz de amar que compra regalos para que lo amen,
un poeta con la entrepierna desollada,
un poeta angustiado por una cita,
un poeta con una sandalia rota,
un poeta sin público,
un poeta que busca ser poeta,
un poeta que se cree poeta,
un poeta que ya no quiere ser poeta.



Antonio Orihuela. Pelar cebolla. Ed. Amargord, 2018

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