Vida
acompasada
te acercas y te alejas
de los
labios
en un
rítmico besar y desbesar
del tiempo
agarrada a
la yema de los dedos
un día te
abandona el tacto
perdida la
batalla
sólo
cambias de nombre
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me empeñaba
de niño en entender
el mundo
hacía preguntas
y así con
las respuestas y sin ellas
fui
haciéndome un rincón en el vacío
desde el
cual observar a los demás
con el
tiempo cambiaron las preguntas
el rincón
cada vez fue más pequeño
a la sombra
de la luz de las ventanas
alcanzo a
leer los garabatos
que
recorren los muros del lugar
de qué
color es el nombre de las cosas
a qué sabe
el silencio por las noches
cómo suena
el tacto de la ausencia
qué color
tiene de día la distancia
qué siente
nuestra piel si no la tocan
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A Xavier Farré
Soliloquio
del acompañante
Nacer junto
a los ríos
obliga a
ponerse en movimiento;
también a
buscar mares,
océanos,
desiertos,
páramos
quizá
que añoran
la armonía
del eco de
las aguas.
Uno no deja
de intentar
ser el
mismo
incluso
cuando cambia.
Nacer es de
por sí
una forma
de sentirse obligado
a encontrar
un destino.
De ahí esa
costumbre
de acumular
recuerdos
que nos
permitan
abrirnos
paso
en nuestros
laberintos.
No eres
diferente.
El espejo
hoy es otro.
Quizá sí lo
son tus caminos,
tus casas,
tus hogares,
o incluso
tu reflejo.
Punto tras
punto,
dibujando
apenas
un paisaje
sin comas
ni
horizontes,
perdido
entre alfabetos,
te
adentras,
sin posible
descanso,
en el
bosque sin árboles
de tus
contradicciones.
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junto al
estanque
la mujer se
hace un selfie
los dos tan
solos
Abel Murcia. El oscuro camino de regreso/ Ciemna droga powrotu (edición bilingüe polaco/español.
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