El Conservatorio de Música de Huelva
es un pequeño patio de 10 x 10 m.
apenas visible entre el cemento de la ciudad.
En las afueras
nuevos bloques, campos de fútbol
y carreteras
preparan la ciudad para el siglo
y aquí,
en su viejo corazón,
una banda de chiquillos
intenta dar forma a Gershwin.
Summertime en sus
pequeñas manos,
un tiempo de verano
que va cubriendo de belleza dodecafónica
la achicharrada calle,
los bloques de hormigón,
el humo tóxico de las chimeneas
y las nubes de polvo químico en suspensión.
Viejo sueño
utópico y repetido
éste de llenar de belleza el mundo
desde pequeños.
A escasos metros
petardean motos,
se atascan coches
y se arrastra la gente envuelta en mil dolores.
Ojalá ellos, summertime,
lo consigan,
puedan con todo.Antonio Orihuela. En: Fruta extraña. Casi un siglo de poesía española del jazz. Fundación José Manuel de Lara. Sevilla, 2013
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