Traduzco las reflexiones de Sapolsky, etólogo vitalicio de babuinos.
"La manada de Keekorok es una de las que empezé a estudiar hace treinta años. Ésta empezó a rebuscar comida en el basurero de un concurrido albergue para turistas. La basura contenía carne contaminada de tuberculosis. El resultado fue que casi la mitad de los machos de la manada murieron. Pero no murieron al azar, fueron los machos alfa los que desaparecieron, todos. Y entonces quedaron el doble de hembras que de machos, y los machos que quedaron eran, ya sabes, usando jerga científica, los chicos buenos de la pandilla. Este hecho transformó profundamente el ambiente en la manada, y esta manada en particular tiene unos niveles de agresividad bajísimos, y continúan así veinte años después. Si ellos son capaces de transformar en una sola generación lo que se supone que es un sistema social según los libros de texto, esas teorías que parecen haber sido grabados en piedra, nosotros no tenemos ninguna excusa cuando afirmamos que hay determinadas cosas que son del todo inevitables en nuestros sistemas sociales humanos."
Sapolsky llega a la misma conclusión que los denominados por Camus "asesinos delicados" del anarquismo ruso, o dicho de otra manera, observar con atención a hombres o a monos puede llevarte a conclusiones revolucionarias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario