no un adorno.” (Alanis Morissette)
DAÑOS COLATERALES
Hoy
no he muerto como de costumbre,
elevo
los párpados hasta la incertidumbre.
Pañuelo
de papel arrugado, necesito tu mano.
Neruda
llora en mi cuarto
con
versos en los párpados colgados del techo,
que
no dejan de bramar histéricos un sollozo ensordecedor.
La
madurez no existe, son los padres.
La
supervivencia es crucial.
Y
tú no vas a ser un obstáculo.
Porque
solo eres algo que yo he generado
Y
ya es hora de que desaparezcas.
Tenemos
que renunciar a ciertas cosas
para
dejar de estar y empezar a ser.
La
radio se apaga y la humanidad envejece.
Lloran
los payasos, gritan los mimos.
La
cuchara está vacía,
y
a mí se me ocurre engullir hasta la última bala,
para
convertirme en daños colaterales
de
un estado basado en liberalismo económico.
Tu boca, mi boca.
Lenguas crucificadas en
el auxilio de un beso.
Relámpago.
Arrástrame bajo tierra
mientras suena el trueno
tengo miedo a las tormentas
de mi mente
tengo miedo a que me
despiertes.
Supongo que te
marcharás.
Todos se marchan.
Y yo me quedaré con mi
soledad.
Soy la chica con olor a
nada.
****
La
poesía no da de comer,
la poesía da hambre y derrumba ciudades.
****
Cuando
canto exhalo toda oscuridad.
Así reciclo luz.
Dejando que cada sonido sea lo más
profundo que sale de mí para que llegue a lo más profundo de ti.
****
CONVERSIÓN
Esbozo
en paredes para que el techo no caiga.
Porque
no soportaría verte
entre
escombros.
Me
enfrento a una página en blanco,
tan obscena la nada
el
vacío nos excita.
A
veces me besas con sabor a melancolía.
Avanzar.
Contigo
de la mano.
Abrazo
a mis monstruos y
me
dejan dormir tranquila.
A
veces me convierto en alguien que no soy,
pero
me basta mirarte unos segundos para regresar.
La
extraña que me mira en el espejo desaparece.
Un
espacio en el que me siento libre
de juicios
es
sin duda la poesía.
REFUGIOS
El
mejor refugio antiaéreo es tu boca,
Porque
hay días en los que sobrevivimos
a la prima de riesgo
y
al aspartamo.
Cuánto
le cuesta a occidente respirar
bajo
toneladas de ofertas sin iva.
Y
no se dan cuenta.
Si
pienso en mi madre
pienso
en rebeldía
pienso
en cómo juntar migas de pan
y que duren una semana más.
Pienso
en ternura y fortaleza
en
gritos histéricos desde la cocina
en
comida hecha de amor
que
se disuelve en la boca
hasta
convertirse
en
el sacrificio
de
toda una vida.
No
me gusta la gente que habla
con
indiferencia del amor,
como
si fuese una señal de tráfico.
El
tiempo tiene las alas cortadas,
cuando
se cansa fuma hachís
y
se duerme en tus párpados rotos de dolor.
Besar
tus labios como si fuesen agujas,
amputamos
al amor fatuo.
Iris Almenara. Ombligo, mundo, raíz. 2ª Edición. Ed. Babilonia, 2017
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