“Existe a menudo una lógica oculta, más grande
y compleja que la lógica del sentido común”. Richard Réti
y compleja que la lógica del sentido común”.
Uno escribe para dejar constancia
de que existe en un lugar propio
que se construye con las vigas del pensamiento,
se pinta con la sangre de las emociones
y se hornea con la música del ritmo del poema,
artilugio de aire fresco,
girándula encantada de las horas.
Es vivir más cerca de uno mismo
con las ganas de nombrar lo que te importa.
Para servirlo en el texto impreso y así dejar
constancia de la verdad que profesas
que se talla con las manos,
o de la mentira propicia
que necesitas recrear para vivir.
Amasar el
barro que conjuga
la idea que
ha de nacer,
darla a luz
y recibirla.
Es una forma
de existir para uno
mismo al
renombrarse.
Callar lo
que no debes decir,
y abrir
lugares imposibles
para
hacerlos tuyos.
Es otorgar
al verbo ese lugar preciso
que hace
mover mareas en las playas
del
crepúsculo.
Uno escribe
para encontrar lugares comunes
llenos de un
aroma inesperado,
lugares
también como armas blancas
que rasgan
la coraza que
aprisiona.
Escribir
para poner los versos entre sones y gentes,
en el ritmo
más tuyo que te ayuda a respirar.
Para
restablecer el orden impreciso del pulso,
para enseñar
a los niños el valor
del agua
fresca, de la lluvia.
Escribir para
dejar de contar las cicatrices,
para
corregir las faltas de ortografía
de los días
cotidianos, para olvidar
la falta
irreparable… y los imperdonables
errores que
jamás quisieras confesar.
Para que los
versos de las noches difíciles
se pierdan
entre barricadas de razones.
Y las
páginas en blanco se tinten del rojo
de las
flores y de las preguntas que liberan.
tus oídos y
la música de lo dicho en papel.
Invitan a
viajar sin moverte de tu casa.
Tomar
aviones, surcar cielos desconocidos
y reposar
entre los versos,
líneas
blancas que arrullan tus razones
ahora
exhaustas.
Dedos como
embarcaciones
para surcar
mares desde la butaca de trabajo.
Escribir el
dibujo que no puedes hacer
en la espalda
de tu amante.
Acortar las
distancias de las sábanas desechas
y de los
besos que faltaron a la bahía.
Teresa Ramos
La conjura de las letras
Ganadora XXXVIII Certamen de Poesía
"Rafael Fernández Pombo"Ilustración: Ben
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