CEREMONIA
Las Danzantes de la Luna
inauguran la fiesta
y el sonajero conduce al maíz
de
los cuatro colores
Salgo del círculo
abrazo
un árbol
le pido permiso para regresar
Mis hermanas
forman una voz antigua
El Fuego cambia todo lo que toca
ha llegado el orden
CUATRO
TABACOS
I.
Mis ojos arden en la media luna
que ha diseñado
el guardián del fuego
Su cuerno palpita
como un astro
en la hoguera ceremonial
Estamos ante la puerta del Sur
atrás del arco
reza la voluntad del guerrero
Mi espalda es una cáscara de
arcilla
resguardando el acceso
Nos cobija un árbol desierto
su poderosa raíz
irrumpe
como una vena saltada
en las piernas de mi madre
El abuelo habla
El tabaco de propósito nombra la confianza
Una mujer con alas
trae palabras invisibles
que le dictó el mar
Sus hijos duermen a los pies del
remedio
Ella les acaricia el pelo
Soy el hombre que tengo al lado
Soy la estrella
Soy la hoja
Soy el perro
II.
Si las brasas dibujan un enorme
corazón
y el polvo de estrellas cae en su
centro
es hora de escuchar
la enseñanza de la
lluvia
El tambor retumba
Una vez dijo un sabio
que no existe camino más certero
que aquel que
conecta
la cabeza con el corazón
La mujer cedro
enciende el tabaco del agua
En sus manos los sahumerios
son rocío
y brisa
III.
Estuve en el trance
de los
alacranes
que
pincharon el cielo
Mi
madre elevó sus brazos
en
busca de energía
Yo
huí del círculo
y sucumbí al espanto
El
águila incendió la montaña de cuarzo
con
el tabaco del poder
IV.
La Madre Tierra ofrece cada día
la sangre de su útero
Contiene en el cuerpo
el agua de los ríos
el agua de los mares
y la que beberemos
al finalizar la ceremonia
El sol no ha muerto
está delineado en la hoguera
Las mujeres recogemos el fruto
y abonamos las entrañas
con la luna
El hombre planta en nuestros
vientres
la semilla de maíz
Nosotras honramos la existencia
con
agua
La más sagrada de todas
LA SIEMBRA
Ahora que la
soledad es tanta
los grillos
me revientan los tímpanos
Tú no estás
y no haces
falta
porque estás
en la danza
de los ríos
que
dice:
no temas
alguna vez
serás igual de bella
Sale la luna
de alguna caja o selva o tambor
Somos tan
pequeños
en verdad digo pequeños
Dejo de
escribir
para que el uni-verso se encargue de esa tarea
El verbo
entra redondo
me rebalsa
y no escribo
más
Este es mi
fin de mundo
después de
aquí no hay cuerpo
ni turquesa
Ahora que
estoy despierta
voy a
comerme las flores
sus espinas rupestres
En otra
época estuve acá
y fui
distinta
ahora
la eternidad
rueda adentro de mi pecho
en forma de
piedrita negra
¿Quién
hundió la gubia en estos cerros?
Necesito
parir un hijo
que se llame viento
ceniza que
aún no es ceniza
y tiene su
eternidad en la mariposa
que recrean
mis ojos
Las
estrellas nunca fueron estrellas
sino
agujeros
Chiquita
prosigue
no temas a
lo inmenso
Nuestros
ancestros lanzaron flechas al cielo
para romper
la coraza que toca la inmortalidad
Alguna vez
visité el fin de mundo
los últimos
habitantes del planeta me acompañaron
Es rocoso
no hay nada
que temer
ni nada de qué escapar
aquí los
jabalíes me recorren
y yo que tenía tanto miedo
aprendo que
no es cuestión de cielo o infierno
Es el
acercamiento a una nueva civilización
donde los grillos seguirán
reventándonos
los tímpanos
LA COSECHA
Escucho el mar entre los árboles
su inmensa ola de viento
Estoy sembrada
Un sabio de raíces poderosas me
observa desde su calma
tiene lianas recorridas por
hormigas que trabajan al Norte de mi altar
-cesan las labores
cuando son perseguidas por la lluvia-
Por este
camino rojo rezo la humildad
En mi sangre despiertan los
diseños que cuidan al fuego sagrado
Ayuno y entrego la palabra a
cambio de visiones que alimenten a mi tribu
Miraré hacia el Este para
reconocerme hija del Sol
Seré amanecer
Una señora de trenzas largas
vendrá a visitarme
y en el bosque los
inciensos revelarán destellos de su luz
Mientras la familia ofrezca agua
al fuego
no tendré sed
Conecto los ojos a este cielo que
fecunda la tierra
y nutre las hebras aferradas a
cada grano de maíz
El tiempo es paralizado por
insectos que gobiernan pensamientos
en las mentes de los
buscadores
Han pasado cuatro días
Mis hermanos estarán siete, nueve
o trece más
hasta completar la rueda
Pronto recuperaré la palabra
Vendrán a cosecharme
PAOLA
VALVERDE ALIER. Poeta y gestora cultural. Por 4 años dictó
el taller literario del centro penal C.A.I. La Reforma (2002-2006). A finales
de 2010 Editorial La Cartonera Tuanis de Costa Rica publicó su libro de poesía La
quinta esquina del cuadrilátero, reeditado por Editorial
ARLEKIN (Costa Rica, 2013) y Editorial Lápices de Luna (España, 2016). En 2014,
su Jaime Gil de Biedma; en 2015 Bartender fue publicado por Editorial Perro Azul y obtuvo la Mención de
Honor en el Premio Nacional de Poesía Aquileo J. Echeverría de Costa Rica. Su
poesía ha sido traducida al árabe, portugués e italiano y seleccionada en
diversas antologías (UNAM, ANAMÁ Ediciones, Voces de América Latina, Raffaelli
Editore, Fili d ́Aquilone). Ha participado en diversos encuentros, festivales y
ferias (Chile, Cuba, Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Honduras, Bolivia,
España, Puerto Rico). En 2017 publicó Las
Direcciones Estelares (Amargord, España), Nocaut(Trabalis, Puerto Rico), De qué color
es el verde (Poe, Guatemala) y fue la poeta costarricense seleccionada para
representar a su país en el libro Legado de Generaciones de Flor de Caña.
Actualmente es propietaria, junto a su esposo, el escritor hondureño Dennis
Ávila, del Bar, Restaurante y Teatro Mágico: El Lobo Estepario, proyecto
artístico ubicado en el corazón de San José.
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