Hablábamos una misma lengua,
usábamos las mismas palabras,
todos nos entendíamos,
debatíamos en las plazas,
cada uno guardaba a dios en su corazón,
y no había odio ni rencor.
usábamos las mismas palabras,
todos nos entendíamos,
debatíamos en las plazas,
cada uno guardaba a dios en su corazón,
y no había odio ni rencor.
Amasamos barro, hicimos ladrillos,
construimos torres y ciudades
para no andar por más tiempo
dispersos por la tierra,
trabajábamos en común
y no había tuyo ni mío.
construimos torres y ciudades
para no andar por más tiempo
dispersos por la tierra,
trabajábamos en común
y no había tuyo ni mío.
Se admiró Dios de nuestra felicidad,
de nuestra unión, de nuestro ánimo,
de nuestra unión, de nuestro ánimo,
confundió las lenguas
y lo jodió todo,
porque desde entonces en el mundo
solo ha habido infierno, guerra, usura,
chisme, enredo, engaño, charlatanes,
y gente que no se entiende
ni en su idioma.
solo ha habido infierno, guerra, usura,
chisme, enredo, engaño, charlatanes,
y gente que no se entiende
ni en su idioma.
Antonio Orihuela. Pelar cebolla . Editorial Amargord, 2017
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