Estás
sentada en la hierba.
Alfileres de
saetas sobre tu vestido.
Las ramas de
los chopos denuncian la impiedad de las aserradoras.
Los perros
han dejado sus marcas posesivas escritas en el barro.
No hay
camino en el aire para quien no tiene
una espiral
de oro ocultada en su pecho.
No hay
fiesta de colores
para las
mentes sobre las que una sola noche de inexplicado horror
ha dejado
sus huevas.
No hay agua
en los planetas apagados con sed.
No hay
consuelo en la niña que prendió su jersey en los zarzales.
Tened piedad
de alacranes rodeados de fuego.
Y de nubes
escondidas en sus propias sombras.
Pablo Guerrero. Viaje para ser comienzo. Maia Ediciones, 2019
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