ALBUFERA
Tu ojo en la cámara registró
el vuelo de mi floreada falda,
detenidos e invadidos de silencio
graznaban la reidora, la ardeida,
una barca indiscreta y su motor.
Acaso el viento agitando tu pelo
y aquel junco que nos saludaba.
El paisaje lleno del Espejo del sol
las volantas recogidas en la orilla
y la barraca de los pescadores
al fondo susurraban impertinentes
que habían trancado la puerta.
Luego vinieron las palabras,
los poemas que leímos juntos,
arsenal de versos como espadas
que atraviesan la conciencia.
Sonidos de Albufera y aire.
Habitan la memoria
de un tiempo que fue nuestro.
AGUA
SANADORA
Los días de nieve abren las puertas del silencio
antes de
que el verano selle con su luz
la
maduración de la fruta.
Pasos de
niño y risa alborozada dejan
de lado el
infierno de los días.
La
inclemencia del tiempo es el don
con sus
manos limpias de agua de olvido.
El vendaval
arrastra las hojas muertas,
limpia las
heridas y las calles
y la lluvia
laboriosa irriga el brote reverdecido;
germina
esperanza, florecen frutos y plantas.
Sana el
mundo y el cansancio de mis ojos.
Teresa
Ramos. En: Naturaleza
Versal (antología). 2019
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