La
presentadora de televisión reprocha la falta de democracia
y
libertades del comunismo, y lee, indignada,
cómo
el gobierno chino censura la información sobre la huelga,
y
a cambio, solo emite unas pocas imágenes de los descontrolados
arramblando
con el mobiliario urbano
que
los antidisturbios neutralizan con diligencia
y
sin demasiada violencia, porque vete a saber si
los
revoltosos no son también antidisturbios disfrazados de antisistema
que
actúan en la farsa para demostrar lo mala que son las huelgas
y
lo inconveniente de las manifestaciones ciudadanas.
A
continuación, la presentadora, lee,
muy
seria y con mano temblorosa,
los
nombres de las 44 mujeres asesinadas este año,
víctimas
mortales de la violencia machista, mientras,
con
la otra mano, hace una bola que tira a la papelera
con
la noticia de que, también este año,
siete
mil personas han fallecido en España
víctimas
de la pobreza energética.
-Uno
se pregunta qué lista leería la presentadora
si
el informativo lo pagaran los 44 asesinos de mujeres
y
no el lobby de las eléctricas-
Salimos
a la plaza y guardamos un minuto de silencio,
pues
así lo dicta la ordenanza, por las asesinadas.
Salimos
de la conciencia,
pues
también así lo dicta el sistema,
y
guardamos ochenta años de silencio
por
los desaparecidos, por los desahuciados,
por
los que se irán a la cama sin cenar,
por los que hoy morirán hoy de frío.
Antonio Orihuela. Todos atrapados en la misma trampa. Ed. Garum, 2020
Grafiti de Ill
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